Capítulo 38

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La explosión hace que Dario me cubra con su cuerpo y me acaricie la cara mirando que no haya sufrido ningún daño

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La explosión hace que Dario me cubra con su cuerpo y me acaricie la cara mirando que no haya sufrido ningún daño. Su mirada de preocupación casi me hace llorar de emoción.

—¿Estás bien?—me pregunta.

—Sí, estoy bien.

Nos levantamos y Dario me viste en tiempo récord con su sudadera, y él se pone unos pantalones de chándal. Saca pistolas de su bolsa y me tiende dos, me ata un cinturón en mis caderas y en él añade cargadores y cuchillos.

—Si alguien se acerca a ti, incluso si es la Yakuza, dispara a matar. No confíes en los hermanos de tu amiga, siempre serán tus enemigos.—sus ojos se han apagado y no duda en ninguna de sus palabras.

—Lo haré.—le prometo por mí y por él. Haré lo que sea por vivir un día más juntos.

Me da un beso en los labios y me aparta el flequillo de mis ojos.

—Si algo sale mal. Llama a Karl, él se encargará de tu seguridad, ¿lo entiendes?—asiento con un nudo grueso en mi garganta y salimos.

Él ni siquiera lleva una camiseta cuando las otras puertas empiezan abrirse con el resto de mis amigas, la Yakuza y los hombres de La Cosa Nostra. Mis ojos se clavan en todas las mujeres de esta casa que miran su pecho desnudo y unos celos posesivos me poseen desde la médula. Doy marcha atrás y agarro una camiseta, y se la alargo a Dario que me mira con dudas en los ojos ante mi acción. Siento mis mejillas explotar en calor, y él sonríe engreído entendiendo mis sentimientos.

—Es Inari y tu padre—dice AK.

—Mis hombres están reteniéndolos todo lo que pueden—comenta Ryu mientras mira las cámaras del exterior en su móvil.

El móvil de Luca suena y Aless lo toma de las manos de su hermano.

—Tiene que ser Inari, va a querer negociar—digo sin pensar, lo conozco lo suficiente para saber que me quiere para completar lo destinado.

—No cuando estamos nosotros aquí—responde duramente Gatling, refiriéndose a ella y a sus hermanos.

Un miedo que jamás había visto en sus ojos, se refleja cuando mira a sus hermanos. Mi corazón se encoge ante esa mirada.

Alessandro no duda en contestar, y lo admiro. Él es un negociador nato y sé que hará todo lo sensato para el bien de su primo y su mujer.

—Habla Alessandro De Marchetti.

—No hemos tenido el placer de conocernos—dice Inari con un acento muy marcado.

—Ni lo vamos a tener, cuando vienes atacar la casa donde está mi familia. Harías un bien común si te retiras y solicitas formalmente una reunión conmigo, como hacen los verdaderos hombres—dice Aless mientras que mira a Luca y le hace señas con la mano, que no entiendo muy bien.

Srta.ColtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora