Después de estar 5 días jugando con la madrastra malvada, le he estado dando descansos para que se cure un poco mientras yo trabajo buscando información sobre el tío de Ann.
La señora Qing no quiere hablar, no me da más datos, por lo que intuyo que lo que ocultan no solo se llevarían por delante a sus hijos, sino que a ella también.
La Tríada ha estado peinando todos los perímetros en busca de la madre de los herederos y mujer del jefe, pero ni modo, no nos van a encontrar.
Mi teléfono suena y el nombre de Karl brilla en la pantalla.
—¿Qué pasa?— digo mientras me enciendo un cigarrillo con las manos ensangrentadas.
—¿Así saludas a tu amigo?—dice con una risa.
—No estoy de humor— le digo paseando por el jardín de la casa.
—Tienes a Ann llamándome— eso hace que mi atención se ponga a su disposición.
—¿Le ha pasado algo?— pregunto ansioso.
—Parece ser que te ha estado llamando y se ha desesperado por no hablar con su amado— una chispa de fuego se enciende en mí y sonrío con el cigarro entre mis labios.
—¿Qué te ha dicho?— le cuestiono.
—¿Ahora, somos amigos para chismorrear?— pregunta provocándome.— Primero, cuéntame cómo te has estado divirtiendo y te contaré lo que me ha dicho.
—Karl— le digo en advertencia.
—Bien, bien. Solo me ha dicho que ha estado intentando contactar contigo y le he dicho que le haré llegar el mensaje— dejo que la chispa crezca en mis adentros y me caliente mis entrañas mientras me la imagino nerviosa llamando a Karl.
—Mensaje recibido— digo aplastando el cigarro con mi bota— Ahora, dime cómo va La Cosa Nostra.
—Alessandro ha avisado para una reunión la semana que viene y Luca me ha llamado preguntando por ti, pero nada que no podamos controlar, de momento.
—Que siga siendo así.
Cuelgo a Karl y pienso una y otra vez en llamar a Ann, pero lo descarto pensando en que me va a despistar y desconcentrar, si ella me dijera que nos encontráramos, lo haría, así que no es momento.
Esta noche iré a por su tío. La Tríada está nerviosa y los herederos están escondidos, pero nadie esperará que vaya a por el subjefe.
Me pongo unos pantalones desgastados y una camiseta básica negra, me ato un par de pistolas en la espalda y me pongo la chupa de cuero.
Cierro la puerta y me dirijo al barrio más concurrido y suburbio de Hong Kong; Kowloon, el barrio de Teo Qing, el subjefe de la mafia china.
Todos los bares, casinos, clubes nocturnos y puticlubs legales e ilegales están bajo su mandato y su directriz. Pero conozco su favorito y hasta que no entro no entiendo por qué un simple bar de mala muerte es el mejor para él. Rodeado de hombres de La Tríada, sin mujeres, con puros llenando de humo el establecimiento y mucho alcohol barato.
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Srta.Colt
Roman d'amourTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual ©. Libro II de la serie THE 7. La princesa de Las Tríadas, una mujer imposible para el Capo de Chicago. Un miembro imprescindible de THE7 que se tambalea con la aparición de D...