DÍAS ANTES DE LOS ASESINATOS
Mis manos pican por abrirla y no hago que la demora me desespere.
Un vídeo.
Una pequeña niña llora con desesperación mientras 3 hombres la rodean. Pauso el video en el momento exacto donde se le ve la cara y lo amplío para encontrarme con una Ann Li de unos 9 años, con lágrimas y manchas rojas en su rostro.
Su ropa está rasgada y hay cortes en sus piernas. Sus gritos son tan desgarradores que debo pausar un segundo para tragar y mover la cabeza para despejar el dolor que transmite hasta mis entrañas.
Uno de los hombres avanza hacia Ann, mientras ella le suplica de rodillas que la mate.
—Mátame, por favor, te lo suplico. Tan solo quítame la vida, tan solo hazlo, pero no me peguéis más.
El impacto de sus palabras me hacen volver a pausar el vídeo y pensar que tenía jodidos 9 años, y eso hace que mi puño aplaste la mesa de cristal y la haga trizas.
Con mi mano sangrando, vuelvo al vídeo.
—No morirás, pero nos recordarás bien— dice el hombre que tiene a Ann en sus pies.
Los hombres están de espaldas a la cámara, pero ese es el hermano mayor de Ann, Yuan Qing. El tatuaje en su cabeza rapada es lo que lo delata.
Los gritos de Ann cesan y no lo entiendo hasta que noto por qué. Yuan se desata lentamente la camisa y mis cejas se fruncen por el desconcierto.
Los otros dos hombres, un poco más jóvenes que Yuan, se desatan los cinturones y se giran para lanzarlos al suelo y pauso el video con los dedos temblorosos.
Son Sharon y Shun, los otros dos hermanos de Ann.
Hay un minuto de silencio en mi mente mientras planeo si seguir con el video, no sé si estoy lo suficientemente preparado para ver lo que se viene.
Cierro los ojos y vuelvo a recordar sus gritos, y mi mano dispara al play.
—Bastarda— dice Sharon pateándola.—Se ha meado encima.
—Eso no le hará escapar de lo que le espera— dice Shun.
Mis dedos se debilitan agarrando la tableta y ya no siento nada.
—Esnifa— Shun se agacha y le agarra la cabeza con una mano mientras le clava una bolsa llena de unos polvos blancos, cocaína.
Ella lucha y lucha hasta que sus pequeños brazos se rinden.
—Maldita bastarda, sabía que le gustaría— Dice Yuan riéndose.
Ann está tirada en el suelo, drogada y rota. No queda nada de una niña, sus ojos rojos por la cocaína y sus labios tiemblan sin control. Su cuerpo da pequeños pasmos y los temblores llegan a cada extremidad de su cuerpo.
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Srta.Colt
RomanceTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual ©. Libro II de la serie THE 7. La princesa de Las Tríadas, una mujer imposible para el Capo de Chicago. Un miembro imprescindible de THE7 que se tambalea con la aparición de D...