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Prefiere al maldito chino. Ese es mi primer pensamiento al abrir los ojos.
Desayunando, no le doy ni una mirada, aunque siento que ella me observa, hasta que todo se desata cuando uno de los hijos de Aless, admite que conoce a su tío Alec.
La tensión se palpa en el ambiente cuando Alessandro retira su silla y le seguimos Luca y yo a la otra casa. Alec no es la primera vez que traiciona a la familia, lo ha hecho antes y no ha recibido castigo.
Yo le tengo tremendas ganas, desde el día que estuve por primera vez en casa de Ann y me dio su maldita ropa. Hijo de puta, todavía no he tenido la oportunidad de acorralarlo, quizá esta sea una señal de Dios.
—Vas a tener que castigarlo— le dice Luca a Aless con seguridad y yo asiento.
Un segundo después aparece Gianna con Benelli y Ann. Le gusta jugar sucio, se cree que Ben y Ann nos pueden detener a lo que le haremos a su hermano, pero quizá a su marido y a su cuñado, a mí, no.
Gianna aparta a Aless, mientras que Benelli le habla a Luca sacándolo de la casa y Ann se queda quieta a mi lado.
Sigo a mi primo, Luca, e ignoro totalmente a Ann.
Saco un cigarrillo y me lo fumo apoyado contra la pared, mientras mi móvil zumba a mensajes.
Mal presagio cuando eso sucede, antes de leer los mil mensajes, me muevo a la parte trasera y tomo la llamada entrante de Karl.
—¿Qué está pasando? Apenas me he ido un día— no oigo la habitual risa de Karl y eso me pone en alerta total.
—Tómate esto con calma— su voz es rígida.
—Habla— me espero cualquier cosa menos lo que suelta de su boca.
—Alessandro te está investigando, Luca ha entrado en nuestros sistemas esta noche, ha estado jugueteando en todo; mensajes, correos, entregas, contratos, cuentas bancarias... Lo ha revisado todo.
Estampo el móvil contra uno de los coches y la furia me ciega pensando que mis dos primos, mi propia sangre, están dudando de mí y poniéndome en la lista de posibles traidores.
Mi puño cae en uno de los cristales y le pego hasta que se revienta y mi mano queda satisfecha con la sangre corriendo por mi piel.
Luca aparece con Benelli, mis ojos le dicen todo lo que necesita saber y aleja a Ben detrás de su cuerpo.
Pierdo mis estribos y sigo reventando los coches, para no asesinarlo y calmar mi sed de sangre.
En cuestión de segundos estoy rodeado de todo THE7, menos AK y M.
Aless, mi Don, entra furioso y no me pierdo su mirada, sabe que puedo ser muy persuasivo y que no me gusta que metan sus narices en mis asuntos, y menos tratarme de traidor y retirarse. Mi mirada va hacia Gianna y le doy una sonrisa fría, Aless ve mi objetivo y me agarra del cuello.