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Gatling dio un paso decidido al frente, pero mi mano fue más rápida, tomándola del brazo y tirando de ella hacia atrás. No era el mejor momento para desatar esta tormenta llena de rencor y cosas sin resolver del pasado. Sabíamos cómo peleaba Cero, incluso, a veces, podíamos conocer sus próximos movimientos, pero hacía años que no la veíamos en acción. ¿Cómo habría evolucionado? ¿Qué nuevas técnicas tendría bajo la manga?
Cero no llevaba armas, pero su simple presencia bastaba para encender todas las alarmas y las banderas rojas. Gatling era una de las mejores en combate cuerpo a cuerpo, y a menudo le veía el parecido a mí en la lucha, pero Cero... Cero era otra cosa. Su sangre asesina hervía con un ferocidad inhumana. No peleaba por nada ni por nadie más que ella misma. Nosotras, por el contrario, siempre llevábamos la carga de nuestro equipo, de nuestras familias, de nuestras misiones y trabajos personales. Nosotras teníamos una razón por la que salir vivas de una misión, ella no. Cero no tenía esas ataduras, esa era su arma de doble filo. No le importaba morir, y ese era su mayor poder.
—Vamos, no seas una cobarde, tu valentía enloquecida por la furia y el odio, es lo único que llegué a admirar de ti en algún momento. No dejes que Colt te frene ni te amarre, sé libre y ven a por mami—la voz de Cero era un veneno suave, una invitación tentadora y peligrosa para Gat.
Río, una carcajada que sonaba como un eco metálico, mientras adoptaba su postura de pelea con una mirada de una saqueadora. Separó las piernas flexionando las rodillas, levantó los puños frente a su rostro, y los dedos moviéndose con la provocación de un depredador que saborea a su presa en el aire antes del ataque. En ese instante, Gatling, en un destello de furia, se suelta de mi agarre y avanza hacia Cero como una bala disparada. Todo el mundo se separa y le hace sitio para ver la pelea. Sus armas cayeron al suelo en un tintineo sordo para luego ser lanzados de una patada a un lado despejando totalmente el terreno.
—Oh, así me gusta más...—empezó Cero, pero antes de terminar la frase, Gatling ya había lanzado una patada alta, un rayo preciso dirigido al costado de su cabeza.
Cero, rápida como un relámpago, retrocedió lo justo para esquivar el golpe, pero no fue todo. Su brazo se lanzó como una serpiente y atrapó el tobillo de Gat en el aire. Sin perder el ritmo, Gatling aprovecha el impulso y la fuerza de su contrincante y gira sobre si misma, lanzando otra patada con la pierna libre. Cero obligada a soltarla, apenas tuvimos tiempo a pestañear o reaccionar, cuando Cero barre la pierna de Gat que acaba de aterrizar en el suelo. Cero busca derribarla, porque su mejor técnica contra Gatling son las llaves. Una vez que te amarra a sus extremidades, es imposible soltarte.
Gatling también sabe esa información, por lo que no iba a caer sin más y dejarse enjaular. En el último segundo, sus manos tocaron el suelo, girando en una voltereta ágil que la salva de estrellarse contra el frío piso y alejarse de Cero.
El silencio es sofocante, nadie se atreve a moverse o apartar los ojos de ellas.
Cero empieza a rodearla, dando pequeños saltos, como un lobo. Gatling la seguía con la mirada, sus músculos tensos, listos para cualquier asalto. Entonces, Cero hace el amague de lanzar una patada a su abdomen, por lo que Gatling baja los brazos instintivamente y, en ese momento, el puño de Cero encuentra su rostro con un golpe seco y ruidoso.
Gat retrocede tambaleándose, pero no pierde ni un segundo, y contraataca con otro puñetazo que esta vez Cero no logra esquivar. Ambas escupen sangre al suelo, sus ojos fijos en la otra como dos bestias que respetan porque finalmente se han logrado tocar.
Ak me lanza una mirada, ya sabía lo que pensaba mi mejor amiga, así que asiento y avanzo con ella, posicionándonos detrás de las luchadoras, el ambiente cargado de tensión.
—Muy buen espectáculo, chicas, pero tenemos trabajo que hacer—interviene Ak, rompiendo el hechizo que mantenía al comedor en vilo.—No voy a quedarme aquí viendo cómo lo ensuciáis todo con vuestra triste sangre mientras Colt tiene que coser sus heridas por enésima vez.
Ak toma la delantera, buscando sujetar a Cero, pero el fuego en los ojos de ella la detiene en seco. Esa mirada cargada de desprecio, como si la mera idea de que Ak la tocara fuera una ofensa. Palabras nunca pronunciadas, pero tan claras como el filo de una daga.
A mi lado, Mauro se deslizó como una sombra, sujetando a Gatling del brazo. No pude evitar escuchar lo que le murmuraba al oído, su tono más grave.
—Me gustaría poder decir mis votos antes de que mueras... es suficiente.
La respuesta de Gatling fue directa y afilada, como siempre.
—Vete a la mierda tú y tus malditos votos.
En ese instante, un brillo metálico desvió totalmente mi atención. M16 apuntaba con precisión a la cabeza de Cero, su dedo acariciando el gatillo.
—¿Qué demonios hace?—escupe Kosta, su voz cargada de indignación porque intentemos frenar esta locura.
M mantiene su pulso firme mientras su voz rompe el silencio.
—Cero, no puedo dejar que esto continúe. No hoy. Da un paso atrás, dejemos esta pelea para otro momento.
Cero, con una sonrisa venenosa en los labios, no pestañeó. De hecho, parecía deleitarse en la amenaza.
—Dispárame. Me encantaría ver eso.
El ambiente se congeló hasta que la voz profunda de Mauro resonó, dominando la sala y haciendo girar las cabezas hacia él.
—No—señaló el reloj de la muñeca de Cero.—Va armada.
—¿Armada? —Luca escaneó a Cero de arriba abajo, con escepticismo evidente—. No lleva nada.
Mauro no parpadeó, sus ojos fijos en el peligro.
—Ese reloj que lleva. Vosotras la conocéis, sabéis que Alina nunca vendría sin tener un plan para evitar que le vuele la cabeza sin consecuencias.
Cero le sonríe a Mauro, como si sus palabras fueran un tributo a su astucia. El reconocimiento de un juego en el que ella siempre había sido la maestra.
—Vino por los conductos de ventilación,—continua Mauro, sin apartar la mirada.—Ha implantado explosivos en cada esquina que ha podido. Ese reloj... Seguramente esté conectado a sus funciones vitales. Si ella muere, morimos todos. Es el modus operandi más famoso de Alina.
El sonido de un aplaudo sarcástico llena el aire, Cero lo acompaña con una mirada burlona que confirma cada palabra.
—Así que lo recuerdas, ¿eh?—dice Cero con ese descaro que solo ella puede tener.
La risa de Ryu suena con el movimiento de su dedo quitando el seguro de su arma y apuntando a Cero.
—Jodida hija de perra—murmura Ryu.—Veamos si no tienes miedo a nada, mandemos todo a la mierda.
Ryu parece divertido con esto y espero que no le vuele la cabeza a Cero, y nos mate a todos.
***MI ESPÍRITU ANIMAL ES KOSTA CUANDO ME CORTAN EL CHISME!!!!!!!!!!!!
JJAJAJAJAJAJAJAJ
RYU MODO: ENCONTRÉ A ALGUIEN MÁS LOCO QUE YO, VEAMOS SI ES VERDAD!!!!!!
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