Mis manos pican por acercarme a ella y estrecharla contra mi pecho, pero comprendo que necesita enfrentarse a esto sola. A veces, está bien saber dar un paso atrás y permitir que alguien se enfrente a su propia verdad, a su propia familia y su legado.
Ann evita a toda costa los ojos de su padre, sus hombros tiemblan bajo el peso del llanto. Se está desmoronando por completo. Después de años sufriendo sola, ha llegado el momento de romperse para renacer más que nunca. Estaré a su lado en cada paso, en cada tirita que necesite; estaré en cada herida que tenga que curar por ella, y estaré para darle Chicago, para que lo convierta en su hogar. Reescribiré todo su destino, porque no voy a soltarla hasta mi último aliento.
—Nunca te diste cuenta de lo que me hicieron...—susurra Ann. Esas palabras hacen que un temblor de nerviosismo surja en el ojo de su padre. Es el primer signo de vulnerabilidad que he visto en el rey de La Tríada.
—Tu mujer me quemaba los pies siempre que te llamaba "papá". Me aterraba la oscuridad, pero ella insistía en encerrarme y apagar las luces. Cuando me aplastaba los cigarrillos en las plantas de mis pies, si hacía más ruido que un leve sollozo, me agarraba del pelo y me arrancaba mechones. Entonces, aprendí a sufrir en silencio; fue mi primera lección a los seis años. Con cada obediencia a sus deseos, la distancia entre tú y yo se hacía mayor, rompiendo el único lazo familiar que me quedaba. Pasé noches llorando, suplicándole a Buda que acabara con la mujer que me trajo al mundo, deseando que le hiciese sufrir tanto como yo por haberme entregado a las garras de La Cabeza de Dragón. Pero eso no fue todo, papá. Mis propios hermanos empezaron a maltratarme a los siete años. Desde cocaína hasta éxtasis, los probé siendo una niña, sintiéndome adicta y regresando a ellos en busca de algo que no comprendía. A cambio aceptaba que me violaran, me humillaran y me avergonzaran. Odiaba jodidamente mi vida. Aquellos que pensaba que eran mis protectores no hicieron más que hacerme daño. Cuando tu hermano se enteró de todo esto... Sí, tu hermano lo supo en algún momento. Yo ya tenía diez años y era adicta —dice, mientras el sonido de los disparos se va desvaneciendo en la distancia.
—Li, esto es un juego sucio. Estás tratando de romperme y hacer que retire a mis hombres, ¿verdad? —pregunta su padre, sin querer realmente saber la respuesta.
—Déjame terminar. Si no lo hago ahora, nunca podré —responde Ann, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
Su padre, con manos temblorosas, se arranca la corbata y la lanza a un lado, un gesto que revela que jamás dudó de las palabras de su hija.
—Cuando me fui a Rusia, estaba tan rota... Papá, estaba tan destrozada que me tuvieron que desintoxicar y someterme a interminables sesiones de hipnosis para borrar de mi mente los recuerdos más feroces. El insomnio causado por las pesadillas me estaba volviendo loca. Pero lo peor de todo fue que no me permitieron borrar todo, creían que debía recordar mi pasado, porque decían que eso me convertía en la asesina perfecta. Mis heridas y adicciones me transformaron en doctora, cirujana y creadora de fármacos. Vieron potencial en mi dolor, y eso me trastornó aún más —Ann deja caer sus armas al suelo y se arrodilla—. Pero los recuerdos vuelven, papá. Nada se borra para siempre. Cuando lograron hacerlo, ya no quedaba ni una pizca de mi lealtad a La Tríada. Tu ignorancia fue lo único que me dejó quedarme a tu lado. Si esto —dice señalando a su alrededor— no sucedía ahora, iba a ocurrir cuando me casara con Inari y lo matara. Ese era mi único plan.
—Mi hija, la mujer que creía ser la más protegida de toda China, dejé que se convirtiera en un lastre para mi propia familia. Mi hermano fue un traidor por no contarme lo que yo no veía con mis propios ojos. Mi esposa, una serpiente venenosa que no pudo contener el rencor hacia su marido por tener una hija fuera del matrimonio. Y mis hijos... Crié tres monstruos—su padre intenta mantener la compostura ante la mirada de los presentes, pero sabe que le queda poco tiempo, así que se arrodilla ante su hija. La imagen provoca que algunos de sus hombres desvíen la atención de la pelea, sorprendidos. Agarra el rostro de su hija, forzándola a mirarlo—¿Qué ha sido de tu hermano pequeño? ¿Por qué no está muerto?—pregunta mientras le limpia las lágrimas del rostro de su hija.
—No es su hermano—replico, sin dejar de apuntar a su padre. Sigo sin fiarme él.
El jefe de La Tríada se levanta, llevando a su hija consigo. Sin apartar la mirada de mis ojos, Ann frunce el ceño ante mis palabras.
—¿Cómo dices?—pregunta, con una expresión estoica.
—No es tu hijo, es hijo de tu hermano. Tu esposa y tu hermano tuvieron una aventura—su mandíbula tiembla, pero no pierdo el tiempo.—Él mismo me contó todo esto, y de hecho, me proporcionó los horarios del resto de tus hijos, excepto del suyo propio.
Suelta a su hija para toser, y esta vez, la tos está acompañada de sangre. Saca el pañuelo de su traje y se limpia la boca y la mano.
—Ahora mismo, quizá ya hayan empezado a mover a muchos hombres de La Tríada a su bando. Quiere ser La Cabeza de Dragón para romper la relación con Inari. No tienen intención de unir a los Ming y los Qing.
Levanta la mano y uno de sus hombres se acerca al padre de Ann.
—Llama a Inari y dile que es hora de entregarle las riendas—ordena con voz firme. Con eso, los hombres de La Tríada, dejan de disparar, se oyen pequeños quejidos de dolor y armas caer al suelo.
Se acabó la guerra, de momento.
—No hay manera de que le entregues a Ann en el proceso—le digo, mientras quito el seguro de mi pistola.
Él sonríe de lado, apoyándose en su coche.
—¿Quién dijo que le entregaré a mi hija?—susurra, casi para si mismo.
¿Cómo va entregarle a sus hombres a Inari? ¿Qué tipo de trato ofrecerá para que la lealtad de sus hombres se mantenga con un Ming?
***
Inari dejará ir a Colt? Tan facilmente?
¿Qué trato va a ofrecer el padre?
Ya sabéis, 100 votaciones/favoritos en esta cap, para desbloquear el siguiente.
graciiiiiias<3
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Srta.Colt
Любовные романыTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual ©. Libro II de la serie THE 7. La princesa de Las Tríadas, una mujer imposible para el Capo de Chicago. Un miembro imprescindible de THE7 que se tambalea con la aparición de D...