Otra vez.
Esta oscuridad.
Su ira le había vuelto a llevar a otro desastre.
Ya no había vuelta atrás. Esta vez estaba obligado a ver.
El Zangoose estaba inquieto. ¿Acaso estaba intentando escapar su objetivo?
O no. Tal vez
A ver cómo su cuerpo mataba a sus amigos.
Condenado. Él solo se lo había buscado.
¿Quién era?
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El Zangoose estaba inquieto, ¿por que huía?
Hace un momento le podría haber vencido.Él era su objetivo... Claro... Había dejado heridos a sus compañeros. ¿Acaso estaba protegiéndolos? Suspiró.
Empezó a aminorar la marcha y se dio la vuelta. Tenía que cumplir su objetivo, costase lo que costase.
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Notó como regresaba hacia atrás, hacia ese lugar que le recordaba momentos cálidos. No podía mirar atrás.
Sentía aquellos recuerdos como suyos, pero tan... lejanos. Aquella casa en la que creció. Sus padres siempre cuidando de él. Aquella casa que se compraron cuando tan solo tenía 5 años... qué mal sentó abandonar a sus amigos, pero Aromaflor le dio nuevos; y Vetusta le mostró a Aly.
Eran unos críos de 5 años cuando se conocieron. Siempre detrás de cada lío que hacía ella. Sí, antes Aly era demasiado orgullosa y prepotente, pero era la única amiga que tenía.
Pasó la Escuela Pokemon con relativa facilidad. La Escuela de Entrenadores le esperaba. Él tenía 12 años y el curso siguiente iba a irse a Ciudad Engobe, en Teselia con sus padres porque su tío le había conseguido una plaza en aquella escuela. Sino fuera por que fue transformado... Ese día había ido de excursión a Cuidad Pirita. Volvieron tarde de aquella excursión y él se encontraba caminando por el sendero desde Ciudad Vetusta, que era el lugar donde les había dejado el autobús. Al entrar por el bosque, algo le llamó la atención.
La luz comenzaba a escasear, pero veía la silueta de algo moverse. Intranquilo, continuó la marcha, pero de los arbustos salió un hombre jadeando.
Ikena retrocedió. Aquel hombre estaba gruñendo y de pronto vio la ropa romperse mientras protuberancias de acero salían alrededor de su torso. El niño retrocedió pero estaba paralizado. ¿Qué debía hacer?
Entre los jadeos y gruñidos que soltaba aquel hombre... no... observó más de cerca... era joven, claramente de los mayores, ¿veinte? Podría ser. Su cabeza estaba volviéndose roja mientras sus manos se fusionaban para crear un filo. Un gran cuerno amarillo metálico aparecía por medio de su cabeza.
Ikena retrocedió e intentó esconderse, pero entonces dio con algo blando. Se dio la vuelta y dos Pokemon: un Hypno y un Zoroark
-Lo ha visto- dijo uno - hazlo. Sirve con lealtad.
Ikena intentó huir pero fue atrapado. Notó un pinchazo y comenzó a correr. Uno de ellos lo perseguía.
Poco duró su huida pues en seguida notó un espasmo y su cuerpo cayó. Vio cómo el vello de su cuerpo se volvía largo mientras recubría toda su piel. Un pelaje blanco nació mientras las orejas se colocaban hacia arriba, y en punta; con un pelaje rojo. Su cara comenzó a tirar hacia delante. Su nariz se unió con su boca mientras un hocico felino nacía. Su cuerpo empezó a estrecharse y a agrandarse. Notó como sus dedos se fusionaban mientras las uñas crecían y se iban haciendo cada vez más duras. De sus nuevas zarpas nacía pelaje rojo que llegaba hasta el codo. Se tiró hacia delante mientras algo desde atrás luchaba por salir. Rasgando su pantalón, una gran cola blanca nacía. Sus piernas empezaron a estrecharse mientras se volvían patas.
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Pokémon, ¡Soy un Pokemon! Entre Fronteras
Fanfiction"¿Qué estoy haciendo aquí?¡¿Cómo es que soy un Pokémon?!" Jack, Raven, Dani e Isaac, unos jóvenes son transportados a otra dimensión, un mundo bastante conocido... donde acontecerá un hecho que cambiaría el curso de la historia...