Pokémon, ¡Soy un Pokemon! Entre Fronteras

Interludio: Camino allanado

- Ahora que estamos a salvo, ¿por qué ahora?

Cintia caminaba junto al Zoroark de Deimos. La Delphox tenía en su haber un fragmento extraño, tenía como unas cadenas moradas a su alrededor. Cuando lo había recogido, aquel Zoroark le dijo que esa cosa "potenciaba por mil el poder interior de cualquier Pokemon" y era lo que Deimos anhelaba hasta que sellaron esa cosa. Una sensación de disconformidad la había invadido, pero también de cuidado porque ese poder era algo aparentemente frágil. Cuando lo tomó, decidió usar una bolsa de tela que había por ahí. Tras ello había salido sin problema. Cuando se volvió a reunir con aquel Zoroark, le explicó que Deimos había ido a desbloquear definitivamente la Esencia y había reunido a todo el personal para "convertirlo".

-Porque antes cumplía una promesa y controlaban mi voluntad- respondió el Zoroark a la pregunta- pero no hay control que valga cuando tu familia se rompe una tras otra. Así que tuve que seguir fingiendo que me controlaba. Cuando mi pareja murió fue cuando aquel velo se rompió... - el Zoroark estaba perdido en sus pensamientos- sus restos estaban cuidadosamente enterrados... Supe que a Zarky, de alguna manera, seguía importándola y se preocupaba por ella...- suspiró profundamente mientras se rascaba la melena- pero Zerio se obsesionó en complacer y en ser mejor que... Bueno, necesitaba estar allí aunque fuera desde las sombras. Ese chico es demasiado impulsivo, casi como su madre- se rió un poco- al menos espabiló aunque fuese ya un poco tarde.

-No creo que hayas sido un buen padre y lo hacías por protegerlos... No sé si yo hubiera sido capaz de cometer atrocidades, pero.. A veces nosotros hacemos sacrificios por ellos porque nos importan supongo- suspiró la Delphox mientras miraba hacia el cielo.

Se quedaron en silencio un rato pensativos, cada uno pensando en sus hijos. De pronto, el cielo se tiñó de un tono morado.

- Eso no es buena señal- comentó Cintia.

-No, pero no creo que pueda detectarnos- respondió el Zoroark - tomé un tónico que potencia mi habilidad con la Esencia extraída de antes. Aunque su origen esté sellada, lo que ya estaba extraído funciona,, por lo que mi Ilusión está potenciada. Al parecer, cuando te expones lo suficiente a la Esencia, tus habilidades se potencian. Es lo que hace. Hacerte más fuerte.

-Hmm... Entiendo - dijo Cintia- Entonces, ¿esto se usó también para transformar a la gente en Pokemon?

- No lo sé - suspiró el Zoroark- yo no estaba siempre con él. Me enviaba a manipular a la gente y controlar ciertas personas o Pokemon para su beneficio, pero podría ser. Mi hijo seguro que lo sabe mejor que yo.

Volvieron a continuar caminando en silencio durante unos metros más. Cintia miraba a su alrededor y respiraba hondo. Había pasado mucho tiempo entre cuatro paredes y ahora la naturaleza la envolvía con el viento ligero acariciando su pelaje. Se percató que habían más Pokemon salvaje que de costumbre. Era innegable que ahora que la presencia humana había disminuido, los Pokemon tenían más lugares en el que vivir.

- Entonces - Cintia volvió a romper el hielo- ¿Debemos llevar esto a tu hijo para que pueda desbloquearlo?

El Zoroark asintió:

-Es el único, a parte de todos los plastas de bata blanca que lamen el culo de Deimos,  que puede, o destruirlo, o darle alguna utilidad. La Esencia es importante para él, pero sin esto, no podrá actuar tan rápido. Ahora que es casi un dios, cualquier cosa que hagamos que sea sospechosa, puede delatarnos. Si se lo hemos robado es gracias a que su transformación fue lenta y aún tiene que adaptarse; y que es un egocéntrico de hocicos.

- ¿Y por qué no ha podido romper este sello que me comentas? - preguntó la Delphox observando el trozo de tela.

- A saber.