La noche anterior
-¡Llevadme ante Deimos!- el cuerpo atravesado por las garras de un Zangoose se desplomaba inerte manchando los ropajes grises
El resto de los humanos lo miraban perplejo. Según habían dicho, un Zangoose había asaltado una de las pequeños laboratorios en donde se alojaban todos los recursos que iban conseguiendo.
Desde comida, pasando por pertenencias de otras personas, como cosas más macabras como humanos disidentes, niños apartados de sus familas para experimentar con ellos; y hasta los propios científicos con la formula de la transformación.
Ikena sabía perfectamente como iba la jerarquía. Los trajes de gris eran los que se encargaban de ejecutar las órdenes y de transformar a las personas. Luego estaban los que se encargaban de controlar a los transformados, estos tenían un banda en el brazo derecho de color amarillo que desentonaba. No solían verse, pero son como los oradores; aquellos que se encargaban de difundir esa doctrina; armados junto a un puñado de humanos transformados.
Después de los hombres grises, que según su lema son "un lienzo en blanco por el que el Campeón envía su verdad".
Pero para Ikena esto iba más allá que sus propios valores. Habían estado viendo tan tranquilos todo este tiempo; ya se había acostumbrado y los recuerdos de lo que le habían hecho se lo recordaba.
Todo evento malo acababa en las mismas personas. Aquellas que no cumplieron su promesa y desaparecieron.
Y ahora el pasado volvía para recordar su miseria de vida. Primero su voluntad, luego Aly, después su padre; y ahora otra vez su novia... Luego su madre...
Ikena sacudió la cabeza mientras se acercaba a los otros dos que estaban en un rincón con miedo. Se dio la vuelta. Un reguero de sangre lo seguía tras de sí. Le habían negado el acceso. Se lo habían buscado.
-Tengo un mensaje para él- volvió a decir. Obviamente, no lo entendían asi que se limitó a apuntar a una dirección.
Primero necesitaba encontrar al siguiente en la jerarquía: los científicos. Deimos había creado una especie de empresa para meter a muchos investigadores y científicos de todo el mundo. Muchos de ellos ahora estaban desperdigados en los miles de laboratorios que actuaban como bases para la organización.
"El Equipo Plasma... o el Equipo Galaxia son unos incompetentes" pensó el Zangoose mientras lo llevaban hacia otra sala. " aspiraban a su región... Deimos se adueñó de todo desde las sombras. Los medios lo primero..."
Las puertas del ascensor se abrían. Los que le guiaban hablaban con el científico. Parecían asustados. Así funcionaba su jerarquía.
Ikena estaba sobrecogido, pero su odio era más fuerte. El sentimiento de dolor solo desaparecería si...
El torrente de pensamientos fue interrumpido por una galleta.
Varios recuerdos ahora no tan bonitos pasaban por su mente. Se lo pensó dos veces antes de darle un bocado nostálgico.
Ese sabor le llevó al pasado... Al momento en el que Dani...Otra vez ese maldito nombre. De pronto, su cuerpo comenzo a cambiar a a alargarse.
Sus zarpas se tornaron manos. Sus patas comenzaron a alargarse y a crecerle piernas. Alguien le puso una toalla por encima. Su pelaje desapareció, el hocico se retrajo, dividiéndose en nariz y boca. Sus orejas se redujeron y el pelo comenzó a crecerle hasta cubrirle toda la cara. Se quedó mirando su mano, extrañado. Hacía mucho tiempo desde que vio por última vez su forma humana.
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Pokémon, ¡Soy un Pokemon! Entre Fronteras
Hayran Kurgu"¿Qué estoy haciendo aquí?¡¿Cómo es que soy un Pokémon?!" Jack, Raven, Dani e Isaac, unos jóvenes son transportados a otra dimensión, un mundo bastante conocido... donde acontecerá un hecho que cambiaría el curso de la historia...