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Una familia unida

Meses pasaron, ahora Augusta podía gatear y ya decía alguna que otra palabra correctamente, esto por las clases que recibía de los mejores maestros del Reino en el área infantil

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Meses pasaron, ahora Augusta podía gatear y ya decía alguna que otra palabra correctamente, esto por las clases que recibía de los mejores maestros del Reino en el área infantil. No podía tener queja alguna de su nueva vida, hasta las sirvientas la adoraban tanto que cuidaban cada pequeño error en la tela de su vestido.

«Así que estoy en el mundo de 'Hermana, en esta vida seré la reina', tiene sentido si lo pienso bien, fue la última novela que leí.» Augusta ya daba por sentado de que el destino si existía.

──El trasero de la princesa es muy redondo.

──¡Tan adorable, igual de redondo que sus cachetes!.

──¡Es un tierno angelito!.

«Estás mujeres indecentes.» Augusta esta cansada de siempre escuchar comentarios tontos sobre su apariencia, aunque poco podía hacer pues era una bebé, claramente iba a ser la criatura más adorable en el planeta para los demás.

Las puertas de la habitación se abren y todas las sirvientas que jugaban con la princesa se levantan para hacer una reverencia ante la Reina Cornelia quien deja atrás su postura recta para sonreír cuando mira a su pequeña hija agitar los juguetes brillantes que estaban preparados con anticipación para su desarrollo y aprendizaje.

──Mi ángel. ──toma a la bebé en sus brazos y permite que se acomodé sobre su pecho.── Apresuremonos en ir con tus hermanos y padre.

«Por fin conoceré a mi padre.» Hasta donde supo, jamás pudo ver el rostro del Rey debido a que cada vez que él venía a visitarla ella dormía, al parecer los horarios nunca llegaban a conectar de la mejor manera.

La bebé admiraba los pasillos de oro, no muchas veces salía de su habitación debido a que estaba sobre muchos ojos cuidandola de que no se hiciera daño sola.

De repente cerró sus ojos ante la luz natural y cuando se acostumbró quedó maravillada con el hermoso jardín que contenía árboles grandes, una fuente y diversos tipos de flores silvestres.

Era simplemente hermoso.

──¡Atenta Mirana!.

──¡Ya verás Calix!.

Augusta siendo pequeña abrió su boca ante el maravilloso espectáculo, había visto en películas históricas de su vida pasada como dos soldados o príncipes peleaban con espadas pero simplemente verlo en vivo era otro nivel, tanto Mirana como el chico que hasta ahora desconocía dejaban todo en el enfrentamiento.

──Buenos días, su majestad.

Un hombre alto de tez algo bronceada, con el cuerpo tonificado notable en sus ropas algo sueltas, de profundos ojos color ámbar junto con su cabello del mismo color tornando a oscuro, su semblante era serio e intimidante pero esa máscara cayó cuando sonrió ampliamente.

❝𝐅𝐈𝐀𝐁𝐀❝ 𑁍╰─── • ⁽ ʸᵒ ˢᵒʸ ˡᵃ ʳᵉⁱⁿᵃ ᵉⁿ ᵉˢᵗᵃ ᵛⁱᵈᵃ ⁾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora