30

71 11 0
                                    

Comelo

«¡¿Cómo lo pude olvidar?!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¡¿Cómo lo pude olvidar?!.» Aunque Ariadne no seguía siendo de su agrado, debía ayudarla porque era el grado más grande humillación.

──Es mi persona favorita en estos días.

Rubina sentencia para Ariadne y aparece una criada con un bulldog francés de color gris majestuso, tierno e inocente, ladra cuando ve a su dueña que lo toma entre sus brazos.

──Aún no me he decidido por un nombre porque es muy pequeño, ¿No te parece un angelito?.

──Si, es lindo.

──Es cien veces mejor que una persona que no reconoce sus habilidades. ──Rubina arremete más contra Ariadne.── Escuché una historia sobre un cachorro que no tenía idea de que hacer y aceptó una posición que no se adaptaba a su raza. ¿No debería como la mayor enseñar que la avaricia en un cachorro es perjudicial cuando no es digno?.

──Que historia tan interesante, Duquesa.

Las demás miran desproporcionadas a la nueva rival entrando a la contienda.

«Me vas a deber una muy grande Ariadne

──Su alteza. ──Saluda de nuevo Rubina a molestia porque no puede negarle nada a una princesa pura como ella.── Lo siento pero...

──Oh no piense mal, yo no quería sentarme con usted.

¡Ataque duro!, Rubina había tomado palabras tontas al hablar, un descuido.

──Sólo quería ver a ese lindo animalito. ──Mira a Ariadne.── Venga Condesa, veamos más de cerca.

Más confusión y ya casi nadie respiraba, Rubina mira mal a las Marquesas que no fueron capaces de retener a la princesa.

──Duquesa.

──Su alteza.

──Si existieran perros como usted serían lindos.

Ariadne abre los ojos más de lo debido, ¡¿Qué estaba diciendo?!.

──¿Perdón?.

──Oh, mala expresión. ──ríe un poco Augusta.── Me refería a que si existieran perros con el color de su cabello serían muy lindos.

Por supuesto que era mentira que la princesa no se había expresado bien, siemplemente le dio la gana hablar así.

──Entiendo, su alteza, me halaga.

Augusta acerca su mano al cachorro y este es manso al aceptar el tacto de dos dedos, ella aprovecha para mirar fijamente a la Duquesa que por experiencia y dominancia tampoco baja la mirada.

Rubina no desiste aún cuando esos ojos azules parecen devorarla, como cuando Margarita la mirada con la frialdad más grande.

──No me has dejado comer bien así que atenta a las concecuencias. ──murmura Augusta y pronto deja de acariciar al perro.── Cuídelo bien Duquesa, cuando son cachorros necesitan muchos cuidados, como madre lo sabe muy bien.

❝𝐅𝐈𝐀𝐁𝐀❝ 𑁍╰─── • ⁽ ʸᵒ ˢᵒʸ ˡᵃ ʳᵉⁱⁿᵃ ᵉⁿ ᵉˢᵗᵃ ᵛⁱᵈᵃ ⁾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora