Augusta Belona Bianca
"La nacida en la guerra"
──── En esta vida nueva deseo protegerlo a él de todos los males existentes en este mundo que conozco sólo en los libros, así deba arrebatarle todo a la protagonista, ser cruel también es parte de ser...
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Kali había logrado escapar con éxito del palacio y cuando llegó con su familia rápido le advirtió a su hermana menor, ella se encargó de reunir a todas las personas posibles y salvaguardarlas en las rutas secretas. Habían pasado cinco días, pronto se presentó un decreto real.
“Saludos gente del Reino Karras.
Soy su princesa, ahora Reina regente, Mirana de Karras. Acepté tal cargo actual en vista de los acontecimientos tan duros que atraviesa la familia real, su majestad Caius de Karras ha caído enfermo gravemente junto con su alteza el príncipe heredero, la segunda princesa y la Reina los cuidan diligentemente. Es así que yo, como siguiente en la línea de sucesión, soy la Reina regente hasta que su majestad este de nuevo en todas sus facultades para volver.
Saludos y que la paz siempre este con ustedes.
Atentamente: Su majestad, Mirana de Karras.”
──Es un engaño. ──Kali tiembla, lee la carta que fue repartida por todas las calles.── Eso quiere decir…
──Que han secuestrado a todas las personas del palacio. ──Seguía analizando el contenido de aquella carta.── Lo cual no debió de ser fácil.
──Debemos salvar a la princesa, y-yo soy culpable de que no esté aquí.
──Tranquila hermana, no es tu culpa y traeremos a nuestra princesa a salvo.
Arraty se levanta de la cama donde estaba sentada con su hermana para salir de la habitación y reunirse con su equipo de trabajo, anteriormente habían dicho a las personas que evacuaron que pasaran la voz de lo que realmente estaba pasando para resguardarse en silencio, un silencio que ni los mismos enemigos podrían sospechar, hasta que todos estuvieran a salvo, tendrían que fingir que todo estaba bien.
──Bien, ¿Qué tenemos?.
──Los planos del palacio.
──Será difícil entrar porque incluso nuestros pasadizos secretos pudieron ser descubiertos.
──Debe haber una abertura que podamos usar.
──Enviemos un equipo de reconocimiento rápido para conocer el terreno.
──No creo que sea tan necesario.
Todos voltearon a ver, las dos personas que entraron a la sala común del hogar fueron Liuta junto con la reconocida anciana Ugat que fue quién habló, a la cual le mostraron rápidamente sus respetos.
──Les diré que hacer.
Mientras que en el palacio, Augusta no podía parar de llorar, estaba sola en una habitación, una que otra sirvienta llegaba y le dejaba comida sosa para después irse, nadie le dirigía la palabra y lo entendía, muchas veces los bárbaros amenazaban en frente de ella a los sirvientes para que no le hablaran.
