Augusta Belona Bianca
"La nacida en la guerra"
──── En esta vida nueva deseo protegerlo a él de todos los males existentes en este mundo que conozco sólo en los libros, así deba arrebatarle todo a la protagonista, ser cruel también es parte de ser...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El frío viento de la noche mecía las hojas de cada árbol grande que rodeaba el palacio, la ventana del cuarto de la princesa estaba abierta y un valiente se atrevió a entrar, solo un tipo con enojo interno que deseaba expulsar era tan valiente como para hacer algo así.
Y pronto, se había dejado ver e identificar por la segunda princesa.
──¿Z-Zerval?.
──Mi princesa. ──hizo una reverencia burlesca.── Lamento venir e irrumpirla a estas horas pero no soporte esperar tanto, cada día fue un infierno mismo, no dejaba de pensarla y mi mente no olvidaba su olor y su rostro.
La princesa retrocedió a cada paso que daba el hijo del Duque Onagerut.
──Usted... No debería estar aquí.
──Lo sé su alteza, pero por favor no se asusté con los sentimientos que le estoy profesando.
Augusta mira con odio al mayor chico.
──Ya escuche y aprecio sus sentimientos. ──dice en cortesía.── Pero ahora debe retirarse, los caballeros vendrán en cualquier momento. Además, lo que esta haciendo es totalmente fuera de de lugar, ¿No ve en las fachas que estoy ahora?, agradezca de que no le diré a nadie de esto.
──Esta bien su alteza me iré, pero necesito saber algo que es el verdadero motivo de mi impertinencia, ¿Usted a conocido al príncipe Alfonso?.
«Todo este alboroto innecesario por eso.»
──En efecto, lo conocí.
Zerval mira atentamente los ojos de la princesa, buscando algún indicio que pueda decirle si ella se sentía atraída o no por ese extranjero noble pero ya pudo respirar mejor cuando vio que no era así.
──Su alteza, tenga un sueño profundo y descanse bien.
Augusta deja ir un suspiro cuando lo ve irse por donde entró como si nada.
«Debo crear una situación donde lo atrapen y no pueda defenderse ni con su palabra, una derrota inmediata.» Piensa y vuelve a suspirar para ir a dormir por fin.
Al siguiente día es que se levanta temprano para sus deberes como segunda princesa, debe primero completar su agenda durante la mañana y en la tarde se reúne al almuerzo con su hermana mayor.
──Es maravilloso. ──exclama contenta Mirana, terminando su primera taza de té aromatizado.── Las primeras clases con la anciana Ugat fueron más que interesantes, la magia de luz es increíble.
«Cierto, Mirana tuvo el examen de ingreso al grupo de discípulas de la anciana Ugat.» Augusta sabe que en algún momento también tendrá que dar tal examen y entrar.
