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La guerra (parte 4)

Augusta se levanta temprano, mucho más que los dormilones soldados para ir cautelosa a tomar un baño al lago más cercano, nadando en el agua fría sale del charco natural que le ofrece el bosque temblando del frío, se seca rápidamente para abrigars...

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Augusta se levanta temprano, mucho más que los dormilones soldados para ir cautelosa a tomar un baño al lago más cercano, nadando en el agua fría sale del charco natural que le ofrece el bosque temblando del frío, se seca rápidamente para abrigarse con el vestido que ahora es humilde a comparación de los que usaba pues el único que tenía ya estaba demasiado sucio.

Volviendo al campamento se acerca a los suministros de alimentos y sacando champiñones, pan y carne se dispone a hacer el desayuno en grandes cantidades para todos los soldados, como ayer arregló la cena pudo calcular cuanto nesecitaba y se dio cuenta de que las raciones de comida estaban bajas, esto porque los suministros de comida también estaban bajos, pero hizo lo que pudo para que alcanzará a todos.

Uno a uno son los soldados que llegan al centro de la hoguera donde la princesa de nuevo está cocinando, muchos apresuran a estar cambiados correctamente para ir con ella y ayudarla en lo necesario. De nuevo, la princesa sirve a los soldados hambrientos desde la mañana, incluso los generales también se unen.

──Es de sorpresa que una princesa sepa cocinar tan bien. ──comenta Manfredi recibiendo su ración.

La princesa deja ir una leve risa casi imperceptible para algunos.

──Mi madre me enseñó a siempre estar preparada para todo, señor. ──su sonrisa contagia al resto.

──Esto es delicioso princesa, ¿Qué tipo de plato es?. ──dice Sir. Bernardino que come con ganas.

──Se llama 'chariones', es una comida típica de mi Reino, son champiñones acompañados de carnes, papas y verduras, casi como un estofado. ──explica mientras sigue sirviendo al resto.

Después del agradable desayuno es que pronto montan todo y guardan para comenzar la caravana hacia el dictatorial Reino Karras.

Augusta cabalga a un lado del príncipe Alfonso para mostrarle el camino, llegando al pasadizo secreto que sería la entrada al reino por debajo.

──Dios mío. ──murmura Augusta, consternada por el panorama.

Habían llegado a los límites del bosque y en la entrada de lo que parecía ser el pasadizo estaban amontonados cadáveres putrefactos de pueblerinos, hombres, ancianos, mujeres y niños.

──Saben que vamos a entrar. ──Deduce Alfonso aunque según los informes no habían movimientos sospechosos por la zona.── Quiten los cuerpos y denles un sepulcro digno.

Augusta baja de su yegua para caminar hacia la gran pila de cadáveres, su boca se asquea cuando el olor putrefacto llega a su nariz pero aún así se arrodilla para rezar por las almas de los inocentes, cuando termina se levanta y toma agua del río mientras los soldados quitan los cuerpos y comienzan a cavar una fosa común. Es entonces que ella se acerca y vuelve a rezar en murmullos mientras lanza gotas de agua con sus manos cuando los cuerpos son tirados, pide de nuevo por ellos, porque sus almas sean recibidas en el cielo y por las estrellas.

❝𝐅𝐈𝐀𝐁𝐀❝ 𑁍╰─── • ⁽ ʸᵒ ˢᵒʸ ˡᵃ ʳᵉⁱⁿᵃ ᵉⁿ ᵉˢᵗᵃ ᵛⁱᵈᵃ ⁾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora