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La guerra (parte 2)

La segunda princesa seguía corriendo, los pies le dolían al chocar contra el piso frío de esos pasillos oscuros, no sabía cuanto tiempo había pasado pero sus sentidos estaban demasiado activados y su cerebro trabajaba con más intensidad

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La segunda princesa seguía corriendo, los pies le dolían al chocar contra el piso frío de esos pasillos oscuros, no sabía cuanto tiempo había pasado pero sus sentidos estaban demasiado activados y su cerebro trabajaba con más intensidad.

Por un segundo se detiene, escucha unos gritos provinentes de una mujer y carcajadas masculinas.

Se asoma por un momento, era la otra punta del pasillo, directamente a la izquierda.

Contiene no gritar.

Una sirvienta lloraba desconsolada, sus ropas estaban siendo jaladas constantemente por tres hombres que solo reían por verla asustada, contó dos cuerpos y al parecer eran soldados reales asesinados de una forma brutal.

«No... No puedo, no tengo nada

La joven grita por ayuda cuando un hombre la tomó por un brazo y otro solo comenzó a tocarla.

«Lo siento...»

La princesa solo cierra los ojos con fuerza y aprieta los dientes.

Pasan los segundos pero parece ser horas.

Augusta había tomado una espada ensangrentada y por instinto corre, corre contra esos hombres.

La joven grita del miedo y se arrodilla, la impresión es palpable en su rostro.

Augusta había clavado la espada contra la garganta de un bárbaro.

──¡Pero que mierda!.

──¡Maldita!.

Augusta es hábil para evitar las manos grandes de esos hombres y rodar por el suelo frío, sin nada en manos. En esos segundos logra ver a la joven que salvó temblando de rodillas.

──¡Corre! ¡Huye ahora!. ──Se acerca como puede a la joven, tomando su brazo.── ¡Vámonos!.

──¡Esperen! Esa mujer... ¿Acaso no es la princesa?.

──¡Atrapenla con vida!.

Augusta muerde sus labios cuando comienza a correr con la joven, el suelo tiembla con los pasos agigantados de esos bárbaros que iban por ella una vez reconocida.

El miedo en su interior era cada vez más grande y su pecho pesaba.

──¡Oye!. ──Se detiene cuando mira a la joven tropezar.── ¡Levanta! ¡Por favor!.

──¡L-Lo siento!.

──¡Tranquila, ahora...

──¡Ahí están!.

Augusta agranda los ojos mucho más, tanto que estos podrían salir de sus cuencas.

La joven solo podía gritar que le perdonará, que no fue su intención tropezar. Todo para quedarse callada cuando su cabeza dejó su cuerpo por completo por el sable del bárbaro.

❝𝐅𝐈𝐀𝐁𝐀❝ 𑁍╰─── • ⁽ ʸᵒ ˢᵒʸ ˡᵃ ʳᵉⁱⁿᵃ ᵉⁿ ᵉˢᵗᵃ ᵛⁱᵈᵃ ⁾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora