10- Dulcinea

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Era jueves y un sol exquisito acariciaba la tarde de Madrid, así que Violeta hizo que Salma la llevara para no tener que movilizar su coche, y luego paseó hasta la pequeña e íntima terraza en la que había quedado con Daniella.

Definir qué hizo que aceptara a
Daniella era complejo, quizá fue su
belleza natural y ese negarse a si
misma que era lesbiana. Nada más
ponerle el ojo encima Violeta supo
claramente que lo era, despedía esa
sintonía que sólo el radar de alguien
que siente igual es capaz de identificar, aun así le costó romper una de sus reglas para llevarla a su terreno. Daniella no había llegado a ella por pie propio, sino que una antigua clienta le había pedido expresamente que la conociera, aquella clienta era íntima amiga de Daniella y sufría cada vez que aquella adorable, pero lesbiana mujer, quedaba destrozada al entregarse a hombres por los que no sentía nada. Ella aceptó el conocerla por cortesía, pero se sorprendió de ver que alguien tan "gay" como ella no se diera cuenta de ello. Con amabilidad Daniella la había rechazado tras enterarse de quién era, y Violeta  cortésmente se había retirado sin oponer resistencia.

Dos semanas después, su antigua
clienta le tendió una encerrona
llevándola a un pub donde vio a
Daniella con un tipo que la trataba
como una mierda, contempló y
contempló, hasta que no pudo
soportar como aquel hombre la
manoseaba aunque ella no quisiera.
Aquella fue la gota que estalló su vaso, Violeta se enfiló a la pista y cuando se colocó a la altura de Daniella le tiró del brazo. Allí mismo, delante de aquel hombre de las cavernas, besó con pasión a aquella mujer rompiendo por una vez su regla inquebrantable. Daniella gimió como una niña entre sus brazos, y cuando se separaron su mirada confirmó la evidencia. Desde entonces Daniella era lo que Violeta llamaba una "renacida"... alguien totalmente nuevo, libre, alegre y una máquina sexual que disfrutaba proponiéndole nuevas fantasías. Nunca más volvieron a besarse, a así, cada vez que la veía recordaba cómo se había sentido en aquella boca. Cuando la vio acercarse, Daniella se apresuró a saludarla con una enorme sonrisa. El deseo gue sentía por ella producía en Daniella una excitación instantánea con solo mirarla. Violeta le sonrió en la distancia, cuando alcanzó la mesa, se agachó y le besó en la mejilla, luego se sentó junto a ella.

- Estas guapísima -le dijo la pelirroja-.

- Tú sí que estás guapísima, ¿no has
venido en tu coche? -le preguntó
intencionadamente Daniella-.

- No, ¿crees que lo necesitaré? -sabía
lo mucho que le excitaba a Daniella
meterle mano en su descapotable
mientras conducía-.

- No, me basta cualquier sitio para
soñar contigo -le coqueteó Daniella-.

- ¿Sabes? Creo firmemente que te
estás convirtiendo en una ninfómana
-le dijo Violeta sonriendo, mientras le
acariciaba la nariz y después recorría
su cara sensualmente-.

Daniella atrapó la mano de la chica con la suya y se la llevó a los labios. La besó con dulzura y luego la cosquilleó con la punta de la lengua.

- Pues la culpa es toda tuya, por dejar
que salga a la luz -le dijo Daniella
acercándose más a ella-. ¿Por qué no
vamos al baño? Hace casi una semana
que no te veo, me muero por estar
contigo.

A Violeta por el contrario no le apetecía en absoluto estar con ella íntimamente.

- ¿Por qué no hablamos un poquito?
le sugirió con cara de niña buena, y
Daniella se recostó en su asiento-.

- Violeta, si me vas a decir que ya no
podemos vernos más, no quiero oírlo
-le dijo de pronto Daniella molesta-.

Daniella llevaba cerca de cinco meses
con la granadina, ella nunca antes
había tenido una persona consigo
tanto tiempo, sobretodo no después de que ya no la necesitara. Sin embargo, Daniella se había convertido en una de esas lesbianas que son capaces de mirarte estando en cualquier parte y saber que serás suya, tenía el pelo corto y negro, los ojos eran de un verde insultante, su forma de vestir era informal pero muy sexy... y su cuerpo era escultural, nada andrógino. Aquel combinado, junto a su potencial amatorio, eran rasgos que Violeta aún no había podido abandonar.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora