20- Enfermera

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Denna miraba aquel partido de pin pon sin querer decir nada, pocas veces las había visto así porque Violeta nunca se enfadaba con nadie, y Salma jamás se ponía seria por nada.

- ¡Jodeerrrrr Salma!- Violeta se desesperó-.

- ¡Ahhh... lo vessss! Te estás pillando!
-le espetó esta-.

- No es eso, pero sí creo que me
estoy empezando a obsesionar con
el tema. ¡Dioss... sabes que no soy de
quedarme a medias! Estoy segura de
que cuando me la tire todo volverá
a la normalidad, volveré a tomar el
control y se me pasará esta calentura
que tengo con ella -habló sin pensar,
en realidad estaba preocupada por el
arrebato de celos que había tenido al
teléfono, pero más le preocupaba el
ser consciente de que le dolía haberle
hecho daño y haberla enfadado-.

Aquello era tan confuso, tenía que ser
eso, tenía que ser ese deseo inacabado
sexual que sentía hacia ella lo que
estaba trastocando su razón. Ella era una mujer de acción, era quien
dominaba las relaciones, y aquella
dulzura quinceañera que estaba
impregnando la relación entre la cliente y ella, era lo que sin duda tenía la culpa de todo.

- ¡Espera! -Denna votó del asiento-.
¿Estáis hablando de Chiara Oliver? ¿el bellezón de la moto del juego que
tuvimos?

- Ajá... -le dijo Salma-.

- ¿Te estás llevando a la Oliver?
-volvió a preguntar, pero esta vez
buscando una respuesta de Violeta,
que sin querer sonrió ante la cara de
alucinada de su amiga-.

- Si, está conmigo...pero de momento,
me lleva ella a mí -le contestó un
poco más tranquila después de haber
manifestado su pensamiento en voz
alta-.

- ¡Hostiaaaaaaaaa.. hostiaaaaaaaaa...
hostiaaaaaaaaaa!... ¡Y SE PUEDE
SABER PORQUE COÑO YO NO ME
ENTERO DE NADAAAAAA! -estaba
eufórica, sin duda Chiara tenía
muchas admiradoras, y entre ellas su amiga parecía la número uno- ¡Joder...es una Diosa!

-¿Diosaaa? ¡Oyeeee niñaaaaa un poco
de respeto a las que estamos en este
mundoooo! -se quejó Salma pues
nunca había visto reaccionar a su
amiga así, y la verdad es que un poco le molestaba-.

- ¡Ohhh cállateeee!... ¡Me lo tienes que
contar Vio!... no, no lo del trabajo y eso, que sé que es confidencial...pero ¿cómo es de cerca?... ¡Dios es
un trenazo...a que sí....¡A que si!...- la alegría de Denna era contagiosa, y por primera vez en la noche la pelirroja empezó a sonreír de manera
desorbitada, pues el recuerdo de
Chiara la reconfortaba aunque no
quisiera-.

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Cerca de las doce de la noche Ruslana se despidió de ella. La tarde había
sido larga e intensa, habían reído,
llorado, y se había acordado de toda
la familia de Virginia más de un par de veces. Chiara estaba agradecida, la había tranquilizado todo lo que había podido, y aunque aún guardaba para sí algunas de las razones de su comportamiento, notaba que su carga era menos pesada por tener otro hombro con el que compartir el peso. Cuando se marchó, el silencio de la casa le recordó que volvía a estar sola y que deseaba ver a Violeta con todas sus fuerzas. Para no pensar en ello, enfiló hacia la ducha...sería mejor relajarse un poco antes de tratar de conciliar el sueño.

El descapotable de Violeta siguió las
instrucciones que el GPS le marcaba,
tras hablar de la morena con sus
amigas, unas ganas irremediables de
verla se habían apoderado de ella. Por
supuesto a Salma no le había dicho ni
una palabra cuando le reprochó que
no fuera con ellas a bailar, se disculpó
diciéndole que estaba cansada por
la semana, y que la llamaría por la
mañana. Cuando estuvo frente al
edificio su corazón volvió a recordarle
que habitaba en su pecho dando
pequeños saltitos de emoción. Aparcó
y cogió su móvil, la tecla directa con el número de la chica empezó a hacer su función, tras más de siete tonos colgó.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora