32- Insaciable

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La cena fue tranquila y agradable. Violeta  la llevó a un íntimo restaurante de unas amigas suyas y gracias al enchufe pudieron gozar de una velada sin prisas. Chiara estaba insultantemente radiante, hablaba, comía, reía... escuchaba atenta cada anécdota que quería contarle y la miraba como si no existiera nada más en aquel momento que ella. Violeta se sentía extraña con ella a su lado, pero inmensamente feliz, su humor y su diálogo hacían que pareciera que la conocía desde siempre y el incidente carnal que habían protagonizado, y del que parecían no estar dispuestas a hablar, pasó a un segundo plano en aquella complicidad que se estaba creando.

- Bueno pues ahí estaba yo en el
telesillas cuando me dice mi amiga,
"ahora cuando lleguemos al tejado
nos tiramos que ya hemos llegado" -le contaba Chiara una anécdota de cuando fue a esquiar por primera vez-, y yo claro está, el grito en el cielo porque no había ido en mi vida y la tía me estaba diciendo que nos íbamos a tirar de aquel trasto en
marcha y a aparcar en aquel trozo
de tejado de nieve donde había un
hombre esperando. Yo le dije que
estaba loca, que no me tiraba ni por
asomo, pero cuando llegamos a la
altura levantó la barra cogió mi mano
y allí que fuimos. Yo no sé ni cómo no
nos descalabramos.

- jajajaj.. ¡No me lo puedo creer! -se
reía Violeta de ella, porque acababa de descubrir que cuando se animaba era muy graciosa y empezaba a gesticular para contar las cosas-.

- jajaj... pues créetelo porque aún hay
más. Nos meten en una pista cerrada
y un tío nos dice que nos va a dar las
nociones básicas, cuatro tonterías del
equipo, que por cierto yo me sentía
un robot con las botas esas puestas.
¡Por Dios que incomodidad... jajajaj...!
-siguió contándole-. Así que imitamos
todos al tío, y llega la hora de los
frenos, y el monitor nos dice que hay
que girar los esquís hacia dentro sin
que se lleguen a cruzar. Pues bueno,
¿tú podías? Porque yo desde luego no.
jajajja... no sé si sería el acojone del
principiante o que mis aductores eran
tremendamente fuertes, porque cada
vez que los giraba se me cruzaban los
esquís y allí no habia manera.

- jajjajajajaj... Pero si es súper fácil..!
jajajaja -se sorprendía sin parar de
reír por las caras de la morena -.

- Sí súper fácil, dice... el tío nos suelta
miré a mi amiga y le digo: "¿y ya está? ¿así pretende soltarnos por el mundo?",a lo que ella me responde lo mismo que tú, porque ya había esquiado antes, que era súper fácil y que empezaría por enseñarme la pista de novatos- hizo un alto en su conversación para recalcar bien lo que venía a continuación-... jamás, jamás, jamás...me destrocé el culo como lo hice en aquella puta pista de nieve, por más que quería frenar, los bichos esos se me cruzaban y me caía, al final dejé de intentar juntar las putas piernas y me tiraba de culo directamente, porque era el único modo de frenar. ¡Horrorosoooo!

Violeta empezó a reír como una loca,
no se podía creer lo que le estaba
contando, pues aunque aquello
hubiera ocurrido cuando tenía unos
14 años, viendo a la mujer que tenía
delante, le parecía imposible que
hubiera algo en lo que fuera una
patosa chistosa.

- jajjaja... ¿me estás diciendo que no
aprendiste a esquiar? ..,ajajajja -le
preguntó entre risas-.

- ¡Nop! Apreciaba y sigo apreciando
demasiado mi culo como para volver a dejármelo en aquellas pistas... jajajjajaj...- le dijo-.

- jajjajaj... esto sí que es grande, una
pija que no sabe esquiar..jajajaj... -se
reía ella mientras terminaban los
postres y pagaban la cuenta-.

- jajajaj.. ¡se te cayó el mito, verdad!..
jajajaj.. -se rió también de los hechos-.

- jajjaja... ¡totalmente!...jajaja -siguió
Violeta fingiendo cara de desolación-.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora