30- Como un loco que contiene a un gigante

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- ¿Me pasas el champú? -le pidió
estirando un brazo-.

- ¿Eh? Sí, toma -le dio Violeta el bote de champú y aguantó la manguera de la ducha mientras se enjabonaba dándole la espalda-.

"Virgen santísima que espalda y que culoooooo.... ¡yo me muerooooo! ¡Está claro!" suspiró mordiéndose el labio inferior ante aquella panorámica de espuma cayendo por el centro de aquella espalda contorneada y esfumándose por aquellos suaves montículos de carne moldeada.

Chiara se giró, pillando a la pelirroja
observándola, de pronto se quedaron
paradas las dos. Tenían la misma
mirada acuosa y desfallecida, en ellas
se cocía un fuego que tarde o temprano las destrozaría queriendo salir.

- ¿Me...me lo pasas?- le dijo con la voz
tomada y señalando el cabezal de la
ducha que estaba regando el pecho de
aquella mujer desnuda-.

- Ah... sí, sí, toma- le dijo Violeta
tendiéndole la ducha, al dársela sus
dedos se encontraron y las dos se
quedaron mirándose de nuevo-.

Despacio la más baja lo soltó. Como si
el tiempo se alargara, vio el gesto de
Chiara quitándose el jabón a cámara
lenta. Notó que los ojos le pesaban
enormemente, la deseaba, la deseaba
con desmedida. Un deseo tan latente
que dolía, que la manipulaba y la
hacía caer irremediablemente en
aquella telaraña poco a poco tejida.

Inconscientemente dio unos pasos y
se aproximó a ella que aún tenía la
cabeza echada hacia atrás y los ojos
cerrados con el agua cayendo sobre
su cara. La morena la intuyó y la miró
a unos pasos nada más de su cuerpo,
pero no pudo ver sus ojos para saber lo que pasaba.

- ¿Estás bien? -le preguntó esta vez,
algo pasaba-.

No hizo falta que hablara, lo vio en sus ojos nada más toparse frente a ellos. Violeta alargó el brazo y tomó una de sus manos, ella tembló pero siguió en pie. Violeta dio un paso más y luego aproximó la mano que sostenía posándola en su propio pecho. Ella sintió que volvía a estar inestable con aquella suavidad en su mano. La miró con miedo, Violeta no lo tenía, su mirada era oscura por un
deseo que ya habían conocido.

-¡Te deseo! le dijo abatida. Estaba
perdiendo tanto, que ya no le
importaba un poco más-...se que tú
no puedes dejar que te toque, pero
necesito que tú me toques a mí, por
favor...

Chiara sintió el fogonazo de
inmediato, Violeta le pedía que la saciara, ella no estaba en condiciones físicas de hacerlo pero sentía que tampoco podía dejarla así.

- ¡Soy egoísta, lo siento! ¡Pero hazme
el amor otra vez! -le rogo con ojos
vidriosos y un hilo de voz en la
garganta, ella se asustó, parecía que
iba a llorar-.

No entendía que es lo que estaba
pasando, pero de pronto comprendió
que es lo que no había podido descifrar en aquellos mismos ojos cuando recibió a la pelirroja por la noche, una profunda tristeza que ahora aparecía ante ella sin velo.

- ¡Violeta yo...! -cómo iba a decirle
aquello, cómo iba a decirle que no
podía, pensaba-.

Esta le quitó la manguera y apagó el
agua, se llevo aquella mano a la boca,
cerró los ojos, y empezó a besarla.
Chiara sintió pequeñas punzadas
atravesándole la espalda por cada
pequeño beso que dejaba en su mano,
de pronto la punta de aquella lengua
que había conocido el día anterior
cosquilleó la palma...

- Diosssssssss... -gimió y estiró la otra
mano para anclarse a la pared-.

Violeta no la miró hasta que no se
introdujo uno de aquellos maravillosos y largos dedos en su boca, la morena se tambaleó por la humedad que descubrió en ella.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora