42- Formas de querer

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Su boca era apremiante, Chiara empezó a sentirse invadida por aquel
licor que destilaba mientras sucumbía
a aquella suavidad y sabor exquisitos.
El corazón le empezó a golpear con
violencia en mitad del pecho, notó el
dolor de un ansia que había luchado
por mantener dormida durante mucho tiempo.

La alarma se disparó en su cabeza...
"no, no..." gritaba su alma maltrecha,
pero su cuerpo reaccionó con memoria selectiva ante el roce de Violeta que se apretaba contra su cuerpo volviéndola loca. El cuerpo empezó a temblarle, para dejar paso después a un hormigueo eléctrico que se encargó de tensar cada partícula de su anatomía.
Empezó a sentir que se perdía en
aquella energía que la pelirroja estaba llamando a golpes de labio y licor. Una pierna de la chica se hizo paso con firmeza entre las suyas, volvió a sentir ese golpe preciso maltratando su entrepierna...

Gimió, el sonido de su voz se quedó
vibrando en sus oídos como recuerdo
del placer del que se estaba privando...
"No, no..." luchaba su alma hecha
girones, mientras un demonio crecía
como tempestad desde el bajo de
su vientre apoderándose de sus
entrañas. La cabeza empezó a darle
vueltas, atrapada entre aquella boca,
aquella pierna y aquel cuerpo que
con destreza se apretaba contra el
suyo despertándola. Un mordisco
en su labio, unas manos colándose
por su pantalón hasta alcanzar la
carne redondeada de su retaguardia,
estrujándole el poco sentido que le
quedaba... esta vez no gimió, emitió un gruñido gutural que traspasó a Violeta  como una lanza afilada.

-grrrrrrrrrrrr...

Todo su autocontrol se fue a la mierda
en un segundo bajo aquellas manos.
Con una fuerza no esperada, Chiara la abrazó alzándola del suelo mientras
sus lenguas se volvían frenéticas en
boca ajena. Con unos cuantos pasos, la trasportó hasta la mesa de la cocina...
A Violeta no le dio tiempo a pensar en
el parentesco de su sueño y aquella
nueva realidad, pues con un sólo golpe de brazo tiró el centro de mesa al suelo estallándolo en mil pedazos.

- uaaaaaa... -soltó Violeta por la sorpresa del ruido-.

Pero pronto el impacto de su trasero
sobre la mesa la hizo callar. Se detuvo
a mirar apenas un segundo a la mujer
que tenía en frente, los ojos de Chiara
estaban oscuros como el azul del fondo del mar y en su boca una sonrisa perversa se dibujaba borrando todo resquicio de ternura. "Así que esto es la dinamita" pensó para sí estremeciéndose, mientras alcanzaba aquel cuello que
tanto le gustaba dejando un reguero de besos y saliva a su paso, mientras ella notaba como su cuerpo se fundía con aquella boca que quemaba.

De pronto la morena succionó con
intensidad... y ella emitió un pequeño
grito por el dolor, Chiara volvió a
calmar con su lengua la piel dolorida
mientras Violeta sentía que moría bajo aquel calor. Otro nuevo grito ahogado, ya no sabía lo que le estaba haciendo, sólo sabía que aquel placer doloroso, le estaba haciendo perder el sentido. Trató de buscar aquella boca que la torturaba, pero no la halló, en su lugar se encontró con unas manos que atraparon las suyas guiándolas hacia el techo, para luego ser abandonadas mientras deslizaba con urgencia la camiseta de su pijama en la misma dirección hasta desprenderse de ella.

- Kiki... -suplicó sin decir nada, a la
espera de que aquella mujer que se había quedado mirando su piel descubierta hiciera algo con ella-.

Esta levantó los ojos para encontrarse
con los de Violeta, luego elevó una
comisura de su boca haciéndola
temblar... A ella aquella mirada la
inquietó, pues no la conocía, pero
poco pudo pensar si le gustaba pues aquella misma boca desfigurada empezó a mamar de ella como si le
faltara la vida. Violeta gimió recordando cómo aquel combate le hacía sentir, como aquella mujer exquisita le reportaba un placer que ni quería ni podia comparar a ningún otro. Sin esperárselo, le arrancó el pantalón de un sólo movimiento, con tanta violencia y rapidez que no tuvo tiempo de adaptar su calor corporal al frío de la madera.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora