43- Noria

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La semana laboral se coló en la vida
de nuestras dos protagonistas. Los
compromisos que Chiara había
adquirido en la fiesta de Laura y Bea,
la llevaban de reunión en reunión,
y de comida en comida de trabajo,
no otorgándole ni un segundo para
respirar en aquella carrera frenética
por dar el pistoletazo de salida al
proyecto que se traía entre manos.

Sabía que la relación con Violeta había cambiado, durante el día no se veían y por diversas razones, habían reducido el número de llamadas telefónicas que las mantenían comunicadas. Ella misma se sentía triste y temerosa, ya pesar de que Violeta trataba de comportarse con normalidad cuando llegaba al apartamento para dormir con ella, la sentía forzada en su trato. A pesar de ser ya jueves, no había dado ni un paso para intentar acercarse a ella o tocarla salvo lo justo y necesario, ella por su parte era demasiado tímida
y se sentía demasiado culpable, como
para propiciar acercamientos que
pudieran dar pie a pasos que no se
sentía preparada para dar. Así que
entre las dos, había un código no
establecido de aislamiento preventivo
que las mantenía alejadas, extrañas y
temerosas.

Eran las ocho de la tarde cuando
recibió una llamada de la pelirroja. Tras mirar en la pantalla su nombre, se disculpó con quien estaba y se apartó para poder atender aquella llamada con el corazón desbocado, pues desde aquel encuentro entre ambas, no había dejado de sentirse así cada vez que la veía, la tenía junto a ella, o escuchaba su voz.

- ¡Hola! -saludó con una sonrisa
inevitable, se alegraba tanto de oírla-.

- ¡Hola gatita! -contestó Violeta
mientras se sentaba en el sofá de su
apartamento, consciente de lo mucho
que la perturbaba escuchar aquella
voz y del mazazo que tendría que
darle-. ¿Ya has terminado de trabajar?

- Me queda media hora como mucho,
luego pasaré por el súper e iré al
apartamento, ¿te apetece cenar algo
concreto esta noche? -le preguntó con
normalidad, pues era algo habitual que ella se encargara de la cena-.

- Kiki... -tragó saliva, sabía que el golpe le iba a doler, pero ella necesitaba encontrar una solución a la semana que estaban teniendo. Se acercaba el fin de semana y Chiara no trabajaría, y ella no se sentía con fuerzas para encontrarse a solas con aquella mujer en las condiciones en las que se veía-... Kiki esta noche no voy a poder ir.

La morena se quedó parada y en silencio. Violeta cerró los ojos... "mierda...mierda" se decía en silencio, pero tenía que hacerlo, necesitaba ese espacio al menos por una noche.

- Kiki, ¿sigues ahí? -la llamó rompiendo aquel vacío al otro lado de la línea-

- Sí- dijo ella que tuvo que esforzarse
porque le saliera la voz, había temido
aquello durante toda la semana, y
ahora que prácticamente la habían
superado, la noticia le había caído
como una jarra de agua helada sobre
la espalda dejándola tiritando-. ¿No
vendrás para cenar, o no puedes venir
en toda la noche? Porque no importa si llegas de madrugada, puedo esperarte.

Violeta se dio cuenta de su necesidad y del ligero temblor en su voz... "Dios
mío, ¿por qué me haces esto?" rogó,
mientras trataba de sacar fuerza de
flaqueza para no caer.

- Kiki, pasaré toda la noche fuera, lo
siento -se vio disculpándose, con ella
todo se regía por nuevas reglas y esa
necesidad de no hacerle daño, de
disculparse, de no querer defraudarla
o de darle explicaciones que no le
solicitaba, eran algunas de ellas-.

Chiara se quedó muda por unos
segundos... "Va a pasar una de esas
noches con alguna clienta..." pensaba
frenéticamente... "No me dice si es con Salma o con Denna... estará con una clienta", su cabeza empezó a doler, y la sangre le empezó a hervir de forma atroz.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora