56- Nexo de unión

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Cuando Violeta bajó por fin de la
habitación, se encontró que todo
estaba más quieto de lo habitual.
No escuchaba a Laura, tampoco a
Chiara... y tras mirar por varias
estancias, encontró a Bea limpiando la piscina.

- Buenos días -saludó mientras
cruzada de brazos se acercaba a
aquella mujer-.

- Ey. ¡Buenos días! ¿Cómo estás, te
encuentras mejor? -le preguntó Bea
con una sonrisa, mientras terminaba
de pasar el rastreador de fondo-.

- ¿Mejor?- preguntó sin entenderla-.

- Sí, Chiara dijo que habías pasado
mala noche, que parecía que te
estuvieras resfriando por lo del
chapuzón y eso que nos dieron -le
aclaró Bea sin prestarle mucha
atención-.

- Ah, sí, sí perdona... es que tengo la
cabeza un poco atolondrada todavía,
creo que sólo necesitaba descansar,
pero estoy bien, nada importante -dijo
ella haciéndose cargo de que se había
demorado bastante en bajar-.

Por un momento recordó como
Chiara se había cambiado en el cuarto
de baño, en silencio. En completo
silencio, como ella misma había
estado entre las sábanas hasta que
la había escuchado decirle desde
la puerta: "Tómate el tiempo que
necesites... yo me encargaré de ellas",
y el sonido nuevamente de una puerta cerrándose, sólo había servido para repetirse lo imbécil que era.
"¿Qué me pasa?" se preguntó, mientras la mirada se le perdía en el agua y esas ondas que el rastrillo que deslizaba Bea dejaba en la superficie.

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Mientras tanto Laura y Chiara aparcaban frente a la tienda de víveres del pueblo más cercano.

- Vamos a ver si Alberto me lo
tiene todo preparado -dijo Laura
colocándose las gafas de sol en
forma de diadema y entrando en el
supermercado seguida de cerca por la
morena-.

- ¿Lo dejaste encargado? -le preguntó
esta-.

- Sí, los llamé a primera hora con la
lista, pero con tan poco tiempo de
aviso, no sé si tendrán todo lo que
necesitaba -le explicó y acto seguido
dibujó una sonrisa ante la aparición de un hombre de pelo cano y unos sesenta y pico de años, que le abría los brazos-, Ey, este es el hombre al que quería ver, ¿Cómo va todo?

- Ohhhh que ganas tenía yo de verte...
¡Y qué guapa estás! Haz el favor de
decirle a Bea que no está bien que os
demoréis tanto en pasaros por aqui,
que se os extraña -le dijo el hombre
abrazándola con cariño-.

- Se lo diré, se lo diré... pero no es
que ella no quiera que vengamos, es
que hemos tenido mucho trabajo y la
verdad es que esta vez ha sido culpa
mía, que he estado viajando más de la
cuenta -le explicaba Laura-.

- Ya veo... bueno lo importante es
que ya estáis aquí, ¿hasta cuándo
os quedáis? -le preguntó el hombre
esperanzado-.

- La verdad es que no mucho, teníamos pensado en principio hasta el viernes y si nos era posible, estirar hasta domingo, pero no es seguro -le dijo la mujer arrugando la nariz-.

-¿Tan poco? ¿Cómo es eso? -quiso
saber el hombre que en verdad parecía apenado por la escasez de tiempo-.

- Bueno, es que no hemos venido
solas... Mira te voy a presentar -le dijo
Laura, y Alberto reparó por primera
en la mujer que a varios pasos
había permanecido en silencio tras
ella-, Alberto, esta es Chisra una
compañera de trabajo, y también una
reciente pero buena amiga.

La morena se la quedó mirando, no
esperaba que Laura la considerara
ya como una amistad, aquello le hizo
dibujar una cálida sonrisa.

- Hola, un verdadero placer conocerle
-saludó al hombre tendiéndole una
mano-.

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