62- ¿Es que no lo ves?

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A Chiara le llevó algún tiempo
recobrar el aliento. Violeta se quedó
admirando aquel rostro sonrosado,
mientras con las yemas de los dedos
borraba con suaves caricias las
pequeñas gotas de sudor que habían
perlado aquella frente.

- ¿Mejor?- le preguntó con una
sonrisa, aún sobre el cuerpo de aquella mujer-.

- Mucho mejor -le contestó ella
con una sonrisa traviesa, mientras
le tomaba el rostro y besaba con
devoción aquella boca-.

Violeta pudo sentir de nuevo aquella
suavidad que anunciaba el inicio de
otra tormenta.

- Laura y Bea deben estar al llegar...
-puso de excusa entre beso y beso-.

- Entonces no perdamos tiempo...
-le contestó ella volviendo a besarla
mientras conseguía tenderse sobre su
cuerpo-.

El corazón de la pelirroja empezó a latir con violencia, las caricias de aquella chica eran certeras y sus besos un laberinto muy difícil de abandonar. La necesidad de aplacar sus miedo le hizo hablar más de la cuenta.

- En serio te has propuesto hacerme
trabajar todo lo del mes en un par de
días, ¿eh?... -le dijo en tono de broma,
tratando de calmar sus nervios tras
las emociones vividas al poseer su
cuerpo-.

Las palabras escogidas clavaron una
daga con sirenas de emergencia en
el pecho de Chiara, que se detuvo
abruptamente. Violeta se arrepintió al
instante de lo dicho, y más cuando se
separó de ella.

- Perdona... yo no, no pretendía...
-trató de disculparse mientras se
sentaba en el sofá y liberaba su cuerpo-.

Ella se sentó también, queriendo
borrar el dolor que veía reflejado en el rostro esquivo de la morena.

- No quise decir... era una bromna,
Kiki -trató de corregir, aunque había
algo dentro de ella que le impedía
decir las palabras correctas para
corregir aquel mal entendido-.

- Tranquila, es cierto, Bea y Laura
tienen que estar al caer... no es plan
que nos pillen en medio de su salón...
-se levantó del sofá sin mirarla-, Voy a
por agua, ¿tú quieres algo?

- Eh... no-acertó a contestar Violeta,
que sintió como se le helaba la
sangre cuando los ojos de Chiara
se le clavaron en los suyos fríos e
hirientes, jamás los había visto así, se
sorprendió-.

Ella salió del salón sin decir nada
más, dejandola con una sensación de
desolación en el sofá.

Violeta: Joderrr... joderr... joderrr... por qué tengo que ser tan bocazas!
Conciencia: porque no lo puedes evitar, y cuánto más acojonada estás peor.
Violeta: ¿y tú como sabes que estoy
acojonada?
Conciencia: Sencillo, no la dejaste
hablar...

Se dejó caer en el sofá tapándose los
ojos con el brazo. Era cierto, no la
había dejado hablar... había pasado
por situaciones muy parecidas con
otras clientes, e intuía cuándo le iban
a confesar algún sentimiento hacia
ella que traspasaba lo profesional.

Por lo general, ella solía escucharlas,
las trataba con dulzura, las hacía
comprender lo equivocadas que
estaban respecto a esos sentimientos
y las rechazaba con cortesía, tratando
de hacerlas entrar en razón.. pero
con ella las fuerzas le flaqueaban,
una parte de si le decía que debía
desengañarla y continuar con su vida
como siempre, que con el tiempo se daría cuenta de su capricho y ella
se quedaría rota.... Otra parte sin
embargo quería creerla y arriesgarse,
y aquello sin duda ero lo que más le
aterraba de todo.

- No, no quiero, no puedo oírlo,
todavía -se dijo en voz alta, tratando de imponer a su corazón una cordura que ya no tenía-.

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SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora