74- Realidad

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Estaban a miércoles y el comienzo
de semana había sido una auténtica
locura para ambas. Chiara se vio
envuelta en multitud de detalles
que había que zanjar antes del
sábado, todo el mundo parecía haber
confirmado la asistencia lo que
significaba que cerca de quinientas
personas asistirían al lanzamiento de
las bodegas Oliver en el extranjero.

El padre de la chica estaba histérico
tratando de controlar a distancia algo
que se escapaba de sus manos, ella a
pesar de tener que trabajar como hija
y como directora del proyecto, y estar
hasta los topes de trabajo, se sentía
más feliz de lo que podía recordar
haber sido nunca, pues el final de los
días era acompañado de besos y cama
al lado de Violeta y todo lo demás parecía banal a su lado.

La situación de la pelirroja no parecía
muy distinta, apostar por una relación con Chiara no sólo conllevaba quererla, sino también la renuncia hacía lo que había sido hasta el momento algo más que su trabajo. La parte sentimental de sus clientas no le importaba en absoluto, sin embargo renunciar a aquella parte de su vida había conllevado perder unos ingresos mensuales demasiado importantes y estaba muy preocupada, más que por ella, por la empresa que pretendía seguir manteniendo a flote y esta vez
de verdad, sin clientes vip ni ingresos
millonarios.

- Luisa por favor, necesito la cartera
de los Suárez y la de los Miller... ah,
y localízame a Juan, por favor -le
pidió Violeta por el teléfono privado a su secretaria que estaba alucinando, pues había visto a su jefa en tres días más que en los seis últimos meses, y es que prácticamente vivía en la oficina desde que había vuelto-.

-¿Se puede? -preguntó Luisa antes de
entrar con las carpetas en la mano-.

- Pasa, pasa... ¿son esos?- dijo estirando los brazos-.

- Sí, y Juan está en la línea tres -le
anunció Luisa que no dejaba de
alucinar de verla enfrascada en
papeles-.

- Estupendo, gracias Luisa- le dijo con
una escueta sonrisa, luego descolgó el
teléfono mientras la mujer entendió
que debía retirarse-, Juan, ¿ya tienes
las predicciones?...¿y?.....¡mierda! -se
dejó caer en el respaldo de su silla
resoplando, por lo visto sus ingresos
con "clientas vip" habían sido más
necesarios de lo que ella misma había
imaginado aquellos años. Con la
cartera de clientes estándar que tenían no era suficiente para mantener a flote a todo el personal que tenían, y a duras penas subsanaban cuentas-, No Juan, no se puede abrir de nuevo la cartera vip... me da igual, he dicho que no. Busquemos otra forma, esto es una agencia de eventos sociales,
joder.... Busquémoslos donde sea, y listo... -se pasó las manos por el cabello mientras escuchaba a su director de contabilidad y recursos empresariales-.

El plan de saneamiento de la empresa
pasaba por un recorte general en
gastos y por supuesto en personal,
Violeta lo sabía antes si quiera de haber pedido a Juan que realizara aquel informe, su plantilla no sólo estaba formada por personal cualificado, sino que con los años había dado empleo a más gente de la que necesitaba solo por ayudarla y ahora no se veía con fuerzas de anunciar aquellos despidos que no podría evitar hacer.

- Ya, ya lo sé... es inviable... de todas
formas repítelo de nuevo, lo sé, lo
sé... - suspiró, quería hacer algo pero
no sabía qué, y Juan parecía el más
sensato de los dos-, Juan, escúchame...
repítelo, mete una proyección con la
cartera de los Suárez y de los Miller...
la tengo en frente si, mételos y luego
sácame el pronóstico a cinco años.
Vale, llámame en cuanto lo tengas, te
estaré esperando.

Tras la llamada, Violeta no pudo
concentrarse por más tiempo en los
papeles que habían sobre su mesa,
ver las cifras y la lista de personal
innecesario que Juan le había mandado por fax le estaban revolviendo las tripas, se levantó, cogió las llaves del descapotable y salió a la calle. La realidad era una puta mierda.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora