34- Violas

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Chiara se quedó paralizada, no
sabía exactamente a dónde querían
ir a parar aquellas palabras, pero
de pronto notó el pulgar de Violeta
acariciar sus labios y una nueva ola
de calor empezó a nacer entre las
brumas. "¿Va a besarme?" se preguntó
aturdida... y notó como se aproximaba
inconscientemente. El pulso volvió
a golpear en su yugular, sus ojos
empezaron a pesarle por el esfuerzo...
entonces una voz las sacó de aquel
trance en el que se encontraban.

- ¿Quée ezzztaisss hazziendooo??... - les preguntó Salma metiendo su cabeza entre las dos-... Denna y... y... -no se acordaba del nombre-... y la zorraaa ze han empezado a comerrr los mooorroosss... iiQue azzzzzzquitooo!! ¡¡puaagg...puagg!-empezó a escupir al suelo y sin querer salpicó a Violeta en la cara-.

- Salmaaaa... coñooooo, no me escupasss- gritó esta con hastío mientras se limpiaba la cara con la mano-.

Chiara no pudo evitar reírse, aquella
interrupción la había salvado de
perderse para siempre, y Salma estaba de lo más graciosa escupiendo para todas partes.

- puaaj ... puaj -seguía escupiendo-.

- Joder...¡Para, cochina! -la regañó
Violeta y la cogió del brazo-. Estás como una cuba, ¿no habrás bebido nada más, no?

Su amiga empezó a reírse tontamente.
- Me invitaron a tropicoco -dijo
finalmente-.

- ¿Quién? -se escandalizó Violeta, pues
el tropicoco era un tipo de chupito
parecido al pipiolo que le había dado a Chiara aquella vez-.

- Una rubia que me encontreee en la
barra... -le dijo-.

- ¿Pero no te estaba vigilando Denna?
-puso el grito en el cielo desesperada
por aquella inoportuna interrupción-.

- ¡Queee eztaaa con la cachooo putaaaa esaaa.... Muak.. muakkkk...mmmm... puaj! -imitaba los morritos que seguramente se estaban poniendo Denna e Irene y empezó a contonearse y abrazarse a sí misma como si se estuviera metiendo mano-.

Violeta no pudo evitar ya reírse tras ver la cara de contención de Chiara por no desternillarse de risa ante tal payasa y borrachera.

- Kiki, ¿me ayudas? -le indicó para que
le echara una mano con Salma-.

- Claro, un placer -y la cogió por el otro brazo imitándola-

- ¿Ondeee vamosss... bombonazzosss?
-se dejó arrastrar ella mientras las
miraba primero a una y luego a la
otra-.

- A casa... merluza, que te has cogido
una tajada -le dijo Violeta-. Kiki siento no poderme quedar en casa esta noche, pero con ésta así, no puedo dejarla sola.

- ¿Por qué no nos la llevamos a mi
piso?, así puedo echaros una mano. Tú duermes con ella en la cama y yo en el sofá -le dijo ella de pronto haciendo que Violeta se parara en seco por su ofrecimiento-.

- ¡Es un marrón! Nosotras estaremos
bien, además no quiero que duermas
en el sofá -le dijo Violeta. Salma
simplemente iba de una a otra como en un partido de tenis-.

Chiara se olvidó de que estaba allí y
habló con sinceridad.

- Vivi, prefiero saber que estás en casa
aunque no duermas conmigo, me
tranquiliza, por favor quédate en casa- le pidió y la pelirroja tiritó por aquella necesidad cristalina que otra vez la golpeaba dejándola tonta-.

- Yo me quedo... y te echo un polvo ziii
quieressss, tia guenaaa -le soltó de
pronto Salma-.

Ambas la miraron, y se echaron a reír
al unísono.

- Anda... tiraaaaa... Tiraaaa, que me
tienes contenta- le dijo Violeta y las tres enfilaron hacia el palco para recoger.

Al llegar...

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