40- Fuera de todo pacto

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La barra estaba repleta, Violeta se
entretuvo con una parejita que habían conocido unas horas antes viendo que la cosa iba para rato, pues se habían quedado sin hielo.

De vez en cuando vicheaba a Chiara, que seguia hablando tranquila con aquella mujer, así que se relajó y fue paciente con la espera.

- No, estamos pensando en lo de la
exportación en serio esta vez -decía
Chiara-.

- Es estupendo que hayas convencido
a tu padre, yo al mío ni modo, está
empeñado en que las mujeres no
podemos dirigir, y mi hermano es un
inútil que no quiere sentar la cabeza.
No sé cómo no se da cuenta, de verdad- le decía Sofia-.

- Ya, la historia de siempre, pero no te
apures. Terminará dándose cuenta de
quien va a ser quien siga su estirpe -la
tranquilizaba ella-.

- Uff, ojalá lleves razón, tú sabes que
esos caballos son mi vida -le decía-.

- Lo sé, ¿te acuerdas cuando te pillé en
el establo?... Casi me muero! -se reía
Chiara-... Que bicho y tú tan fresca!

- jajaja... bueno, tú siempre fuiste muy
cagueta con las coces -le decía Sofía
riendo-.

- ¡Joder, que teníamos 14 años, y ese
bicho nos sacaba una cabeza, y pesaba 500 kilos! -decía ella con los ojos desorbitados mientras se acordaba de las correrías que habían hecho de pequeñas-.

- jajjaja...y qué quieres, si sólo
trabajamos con caballos grandes... y
de los mejores- señalaba su
amiga orgullosa-.

- jajaja... totalmente cierto -señaló-
La verdad es que estoy encantada
de verte, ¿cuánto hace que no
coincidíamos, cuatro años?

- Ufff...si, son un montón, ¿eh? Pero
ya sabes, me fui a Francia y luego
hicimos escapada a América, así que
no he estado mucho en circulación
-le explicaba Sofía-. La verdad es
que estoy teniendo mucha suerte, ¿te
acuerdas de Virginia Álvarez? ¿de los
Álvarez Soto?

A Chiara le cambió la cara de repente.

- Hace un par de semanas, nos
encontramos por casualidad en una
recepción y la verdad es que me alegré mucho de verla, hacía tanto tiempo. Nos reímos mucho recordando alguna de nuestras anécdotas, le va a encantar verte aqui, porque el otro día lo hablábamos, y ella tenía muchas ganas de verte -le decía Sofía ajena a todo-.

- ¿Virginia, va a venir? -preguntó ella
poniéndose pálida-.

- Bueno, de hecho creo que ya estaba
por aquí, ha venido con una chica un
poco "ligerita de cascos" si me permites decirlo, y se han escabullido por el salón de juegos. Yo creo que iban a lo que iban, la verdad -le decía Sofía en confianza-.

- Puede ser, Virginia ha cambiado un
poco desde que éramos crías. Sofia,
te voy a tener que dejar, porque me
acabo de acordar que había quedado
en llamar a un proveedor esta tarde,
se me había ido el santo al cielo -se
inventó de pronto, pues estaba como
loca por salir corriendo de allí tras la
noticia de su ex-.

Buscó con la mirada a Violeta, pero
cuando la vio aún recogiendo las
bebidas fue demasiado tarde. Como un latigazo, notó unas manos tapándole los ojos, y aquel perfume que antes tanto la había enloquecido, le dió arcadas.

- Te he dicho mil veces que no mires
a nadie más que a mí- le susurró
Virginia tan cerca de su oreja, que sólo pudo oirla y estremecerse. Luego la soltó-.

- Ahora mismo estábamos hablando
de ti, menos mal, porque Chiara ya se
iba- dijo Sofía con una sonrisa, pues
no sabía qué había pasado entre sus
amigas de la infancia en realidad-.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora