21- Momentos de normalidad

7.6K 291 7
                                    

- ¡No! - dijo Chiara en un susurro
entrecortado y horrorizado-.

Violeta se detuvo, no se esperaba
que gimiera y se arrepintió
inmediatamente de presentarse allí
para torturarla. "¡Qué diablos me pasa! ¿Desde cuándo antepongo mis deseos a lo que quiere la cliente?... Dios."... pensaba avergonzada.

- Perdona, perdóname Kiki...- se disculpó liberándola-.

Ella encogió las piernas sobre el sofá y
las protegió contra su pecho.

"No, por favor... no me des esa
imagen... no me tortures más" Violeta
quería salir corriendo, aparecía como
en aquel horrible sueño en el que ella
se moría por abrazar a aquella dulce
niña y no podía.

- Ha sido un error mío, perdona...no
volveré a tocarte - le aseguró-. ¿Estás...
estás bien?

Chiara no contestaba y aquello era
una tortura para la pelirroja porque no sabía que le estaba pasando por la
cabeza. De pronto habló.

- Perdóname tú a mí... -empezó a
decirle sin atreverse a mirarla-... deseo tanto que me toques que no puedo soportar que lo hagas, sé que estoy loca, pero es lo que siento, perdóname.

Los ojos de la morena se clavaron en
ella, paralizada por aquellas palabras.
La menorquina también quería disfrutar de aquello, sólo que le ¿dolía? ¿le asustaba?...no sabía que pensar, no sabía que decir.

- Si no te importa, voy a cambiarme.

Y diciendo aquello trató de ponerse
en pie pero aún tenía adormecido
el tobillo, lo apoyó y le dolió hasta
tambalearse. Violeta vio la escena a
cámara lenta, de un salto se puso
de pie y la cogió para que no se
cayera al suelo apresándola contra
su cuerpo. Chiara pegó un pequeño
grito contenido, y a ella se le paró la
circulación, la toalla había caído entre
ellas y entre sus brazos se encontraba
una chica desnuda y medio mojada.
El sonido de sus corazones era tan
estremecedor que les dolían los oídos.

Violeta no podía moverse, no queria
moverse. La tibieza de su cuerpo
desnudo era un regalo que no podia
permitirse soltar. A pesar de haberse
bañado con ella, era la primera vez
que la veía completamente desnuda,
porque con el sofoco de la fiebre, no
había querido quitarle la ropa interior
aquella noche... pero aquello era
distinto, era real e intenso, y hubiera
hecho locuras con aquella mujer si ella hubiera querido.

Chiara por su parte notaba que todo
su cuerpo se tensaba, el roce del suéter de la pelirroja sobre sus pechos desnudos iban a hacer que se desmayara de un momento a otro, y rogaba en silencio porque aquella mujer no moviera ni  un ápice su cuerpo y la soltara, pues un movimiento como el que sintió la
primera vez que la apresó contra el
armario la haría jadear y no quería.
Las respiraciones se entrecortaban,
ninguna quiso mirar a la otra, pero se
escuchaban.

- ¡Violeta! - apenas le salía un hilo de voz cerca del oído de aquella mujer que la contenía-.

- ;Sí? -le contestó sin atreverse a moverse, pues ya empezaba a conocerla-.

- ¿Te importaría soltarme? -le pidió-.

Si aquello se lo hubiera pedido otra
persona quizá la hubiera ofendido,
quizá el tono le hubiera molestado,
pero la pregunta había sido en realidad una súplica ahogada y Violeta empezó a temer por lo que se encontraría al mirar aquellos ojos.

Con cuidado se desprendió de ella
sintiendo que las manos que habían
tocado por un instante aquella piel
seguían quemando. Separó su pecho
del de ella y a un par de pasos de
aquella diosa desnuda pudo mirar
unos ojos indescifrables entre la
pasión y el odio. Como ella no se movió ni habló, Violeta se agachó a recoger la toalla sin poder evitar deleitarse en aquella figura que recorrió de arriba a abajo, y abajo arriba. Extendió la toalla y la cubrió con ella.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora