18- Adolescencia

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Eran las diez de la noche cuando
por fin llegó a casa, después de un
día devastador. Su hermano le había
acercado la agenda de eventos y
Chiara había dudado de si podría
llevar aquella función a cabo, pero
luego pensó que quizá Violeta pudiera
acompañarla y aquello la tranquilizó
al recordar con agrado lo que había
pasado en la cena del club.

Miró en el frigorífico, y alcanzó
una botella de leche de la que bebió
directamente del envase, luego cogió
el teléfono inalámbrico y marcó la
tecla directa de Ruslana, cuando escuchó la voz, pareció que el pesado día se aligeraba.

- Hola Rusli -la saludó-,

- ¡Hola cariño! ¿Cómo lo llevas? -le
preguntó esta, pues le había contado
lo que había pasado con Violeta y desde entonces estaba al tanto del trabajo que estaba llevando a cabo-.

- Es agotador, pero lo he conseguido. El viernes estaré por allí -le dijo con una sonrisa-.

- ¡Perfecto! ¡Me muero por tenerte
cerca! ¿Te recojo yo? -le preguntó la
isleña -.

- No, no... voy a hacer que me lleven
algunas de mis cosas en una furgoneta y de paso me llevo la moto. Odio tener que ir cogiendo taxis, ya lo sabes -le dijo Chiara-.

- Bueno, pero al menos nos veremos
para que te de las llaves y para cenar,
¿no? -le preguntó Ruslana, pues se había ofrecido a dejarle su apartamento.

Chiara había intentado alquilar
otra cosa, pero su amiga se había
enfadado con ella cuando rechazó
su proposición, pues su apartamento
estaba inutilizado desde que se
había ido a vivir con Omar y no podia
entender que no lo aceptara.

- ¿Estás segura? ¡Yo puedo alquilar
cualquier cosa, ya lo sabes! -le dijo-.

- Ni hablar, ni hablar... te quedas en
casa, así me la cuidas. ¿A qué hora
llegas? -le preguntó Ruslana desviando la polémica-.

- Quiero estar allí sobre las cuatro o las cinco, para que los chicos no se tengan que volver muy tarde -le dijo-.

- Entonces te esperaré allí.- le contestó-.

- ¡Genial!

- ¿Sigues nerviosa? -le preguntó su
amiga, pues sabía que Chiara había
estado más intranquila de lo habitual
desde que se había decidido a seguir
adelante con la pelirroja-.

- Sí, no puedo evitarlo -le confesó-.

- ¿La has llamado ya? -le preguntó-.

- No, desde el domingo no hablo
con ella... la llamaré ahora a ver
-el corazón de la morena empezó a
golpearla sólo con la idea-.

- Tranquila, todo irá bien. Además, me
tienes a mí -le dijo para apoyarla-.

Chiara no pudo evitar sonreír. Tenía
toda la razón, siempre estaría con ella
si la cosa salía mal.

- Eso es completamente cierto, gracias
-le dijo-

- De nada. Anda dúchate y come algo,
ya me contarás como quedas con Violeta, ¿vale? -se despidió de ella Ruslana-.

- Eso está hecho...hasta mañana -y
colgó el teléfono-.

Ruslana tenía razón, sería mejor
ducharse y relajarse un poco antes
de volver a escuchar aquella voz tan
perturbadora.

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Violeta cenó con Salma, luego se marchó a su apartamento. Se deshizo el moño en el recibidor, y empezó a
desvestirse por el pasillo. A pesar de
haber disfrutado del sexo con Alicia,
sabía que algo no marchaba bien, pues cuando aquella belleza se
había agachado para saborearla, la
visión dulce de Chiara había atizado
su memoria.

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