Escena de Violeta:
Le habló a María sobre Chiara, de
cómo de una clienta más se había
trasformado poco a poco en algo
más complejo. La mujer escuchó sin
juzgar ni tampoco aplaudir todo lo que aquella chica decía y callaba, había tanto en sus ojos cuando mencionaba a aquella mujer, que le parecía mentira que Violeta no se diera cuenta del cambio que había sufrido. María esperó, esperó callada obligandola a hablar y desahogarse sin apenas darse cuenta, a decir y a balbucear justificaciones que
ella no le pedía.- Por favor di algo...- le pidió Violeta
finalmente agachando la mirada-.María la miró, aún evaluaba lo que
esperaba de ella.- ¿Y qué esperas tú, que yo te diga?
-le preguntó-, ¡Acaso no lo ves!Ella la miró, la losa que le aplastaba
normalmente el pecho se había
aflojado después de poner en palabras
lo que llevaba tiempo guardando, y con ella se había quedado al descubierto el dolor por aquel peso contenido. Se abalanzó a los brazos de su confidente y empezó a llorar.- No tienes que tener miedo -la
contuvo entre sus brazos para
calmarla-, Siempre te dije que éste no
era tu camino, pero eras y eres tan
cabezota, tan rebelde que te pusiste a
danzar al borde del precipicio y yo...
¿qué más podía hacer? -la besó en la
cabeza mientras aún lloraba-, Durante
un tiempo estuvo bien, pero ya no. Es
hora de empezar a vivir de verdad
cariño, ella lo quería para ti.Violeta la abrazó con más fuerza, y las
dos lloraron como hacía años no lo
hacían.__________________________________
Escena de Chiara:
Salma le contó brevemente una
introducción de lo que había sido
la vida de Violeta hasta que llegó a la
universidad. Le contó cómo había
crecido entre algodón sin faltarle de
nada, cómo su madre había forjado
con ella una complicidad extrema
basada en la verdad y el respeto.
Le explicó como el hecho de que su
madre no le ocultara que era lesbiana
y cómo había nacido, la había hecho
más fuerte ante la gente cuando
surgían comentarios varios de su
unidad familiar; como su vida y la de
su madre iban a la par porque solo
ellas dos se tenían; como la admiraba,
y la confianza con la que Violeta había crecido en sí misma porque su madre siempre la apoyaba y guiaba.- Cuando llegó a la universidad de
empresariales todo cambió. Entró en
una residencia porque tenía ganas
de probarse a si misma viviendo
independientemente de su madre,
y ésta lo vio bien. Así que pasado el
periodo de adaptación de estar menos
juntas todo fue bien, se hizo popular
en poco tiempo por su personalidad
y por la naturalidad con que atajaba
su sexualidad, atraía a la gente por
su alegría y no se tomaba en serio ni
los comentarios salidos de tono ni
tampoco a aquellas jóvenes con ganas
de experimentar y que sin reparo
seducía -le contaba Salma-, Yo no
viví aquella época de primera mano,
pero me hubiera encantado ver a
aquella Violeta, por lo que sé era una
rompecorazones y no me sorprende
en nada, porque tenía todas las armas
para hacer del mundo gay un atractivo al que querer sucumbir, se las sabía todas.- Me lo puedo imaginar, sigue -le
contestó Chiara, que no se perdía
detalle de toda aquella historia-.- Bueno, pues eso... que todo el
primer año parece que fue bien, de
fiesta en fiesta, de tía en tía... Violeta
tiene coco, así que se podía permitir
las juergas sin que los estudios no
decayeran y fue lo que hizo. Lo
jodido vino después, por lo visto una
noche se vio en una fiesta privada
del colectivo gay del campus, estaba
con una tipa y llegó otra con la que
había terminado de mala forma, así
que se montó una bronca entre las
dos mujeres, mientras que ella decidió pasar en ese instante de ambas y se marchó con otra. Aquello por lo visto fue el detonador, a pesar de que no les había prometido nada a ninguna, ellas opinaron que sin duda les debía algo, así que decidieron unirse para jugársela y lo consiguieron. Un par de semanas después recibió un paquete con una tarjeta roja y una nota que ponía: "Tú eres igual que tu madre... una puta". Violeta pasó en principio del detalle, pero empezó a escuchar comentarios en el campus de que su madre era una prostituta de lujo que poco a poco la fueron calando, así que terminó llamando al número de la tarjeta y le respondió una agencia de acompañantes femeninas. Allí
preguntó por su madre, pero no le
dieron ninguna información y le
colgaron el teléfono, lo cual la inquietó más y terminó interrogando a las que le habían mandado el paquete, que no dudaron en escupirle los detalles de cómo habían conseguido aquella tarjeta y que su madre trabajaba allí.
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SEX EDUCATION // KIVI
RandomChiara Oliver lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capaci...