29- Agua fría

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- ¿Te quieres estar quieta ya? -la
regañó Ruslana, pues llevaba un buen
rato paseándose de arriba abajo-.

- Joder, que no puedo... estoy nerviosa
-le espetó esta mordiéndose una uña-.
¿Crees que no vendrá, no?

- ¿A dormir? -le preguntó, pues le
había llamado hacía unas horas para
contarle todo lo que había pasado
entre Violeta y ella, y viéndola tan
nerviosa había decidido plantarse en el apartamento para tranquilizarla-. Dijo que te llamaría, así que ten paciencia.

- Joder, pero se fue a las cuatro y
van a dar las diez y media... -miró de
nuevo el móvil-. El puto chisme este
funcionará, ¿no? A ver, llámame tú.

- Chiara, ya te he llamado tres veces
para comprobarlo, ¿te quieres relajar
de una puta vez? Anda ven, siéntate
conmigo -le pidió su amiga, hacía
mucho que no la veía así-.

Ella no tenía ninguna gana de sentarse, estaba inquieta y no dejaba de pensar en lo que la pelirroja estaría haciendo.

- ¡Dios esto sólo me pasa a mí! -dijo en
voz alta, mientras se tapaba la cara con las manos-.

- Desde luego, porque a nadie en su
sano juicio se le ocurriría enamorarse
de una puta -le espetó Ruslana para que reaccionara-.

Ella abrió los ojos como platos y la
miró.

-¡Yo no estoy enamoradaaa!-gritó
sorprendida-.

- ¿Ah no? -le preguntó elevando una
ceja suspicaz-. ¿Y entonces que te
ocurre?

- Yo... yo... yo no lo sé, es sólo que me
gusta estar con ella, me siento segura,
nada más -dijo pero al escucharse
se daba cuenta de que no era nada
convincente ni para ella misma-.
¡Coño, ya sabes que no soy nada buena compartiendo lo mío!

- ¡Ah...! ¿que ahora resulta que Violeta es tuya, o qué?- se burló de ella-.

A Chiara se le cayó la mandíbula, ella
no pretendía decir aquello.

- Anda, déjalo que lo estás arreglando
vamos -le dijo su amiga pegándole
un cachetito en el brazo-. ¿Tienes
hambre?

- No, no tengo hambre -dijo
refunfuñando, pero sus tripas
gruñeron en ese instante para acabar
de desacreditarla-.

- jajajja... si, ya lo veo. Prepararé algo,
anda... No te vaya a dar un yuyu con
el estómago vacío -le dijo Ruslana y se
dirigió a la cocina para preparar la
cena-.

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Mientras, Violeta volvía a darse una
ducha en su piso tratando de borrar
lo que había ocurrido. Se puso el
albornoz y se dirigió a la cocina para
comer algo, estaba famélica, y se
acordó de que apenas había comido en el restaurante. La cara de la morena volvió a aparecer ante ella... "sólo quería recordarte" le había dicho al despedirse.

"Mierdaaaaaaaaaaaaaa... tú tienes
la culpa, tu y esa puta ternura que
me está matando", trató de maldecir
lo que Kiki estaba causando en ella
aunque en el fondo sabía que no tenía
la culpa de nada. Sacó una botella de
vino que guardaba para cocinar, y se
sirvió una copa, de un trago la vació y
volvió a llenarla vaciándola de nuevo
del mismo modo. Luego miró el móvil
que descansaba en el banco de cocina,
miró la copa que sostenía ya vacía y la
estrelló contra la pared.

"Joderrrrrrrrrrrrrrrrr...
JODEEEEEEEEEEEEERRRRRRRR...."
Gritó a pleno pulmón para
desahogarse, y aun sabiendo que no
estaba haciendo lo más aconsejable,
empezó a vestirse a toda prisa, pues
pese a todo se moría por verla.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora