47- Ponía a la peña de pie

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Chiara miró por encima del hombro
de Violeta y divisó la hora en el
despertador.

- Mierdaaaaaaaa... ya son las once
-gritó, y de un salto se puso en pie
dejandola en la cama, compuesta y sin labios que desear frente a ella-.

- ¿Te vas? -preguntó frustrada ante la inminente estampida- Ni siquiera
hemos desayunado.

- Eh? -rebuscaba en el armario, debía elegir un atuendo que le sirviera
tanto para la comida de al medio día,
como para la posible cena que sin duda tendría que concertar ahora que ya no podría quedar con ningún cliente en la semana próxima-, Ufff, lo tendremos que dejar para mañana Vivi, se me ha hecho tardísimo. ¿Cuál me pongo el negro o el gris?-le preguntó enseñándole dos pantalones-.

- Mmm ... el gris -dijo la pelirroja-.

- ¡Vale!-dijo, y dando un par de brincos enfundó aquellas piernas que
a Violeta le estaban quitando el sentido-.

- ¿Y de arriba?

Pidió consejo, y ella se levantó para
ponerse a su lado.

- Espera- le dijo mientras rebuscaba
en el armario de aquella mujer, por
fin divisó uno que hacía tiempo quería verle puesto-. ¡Toma!

- ¿Este? -se sorprendió- ¿No es muy
sugerente para ir a trabajar?

- ¡Anda ya! ¡Es perfecto! -dijo Violeta y
se puso cara a ella-. ¡Levanta!

- ¿Qué? -no sabía a qué se refería-.

- Los brazos, levanta... -le ordenó, y
Chiara la obedeció cuando la vio tirar
de su camiseta para arriba-.

El paso de sus dedos por las costillas de la morena no pasaron desapercibidos para ninguna de las dos.

"Mmm...¿tiemblas gatita?...más
temblarías si me dejaras...Por Dios
que buena estás" pensaba Violeta para sí, mientras se demoraba algo más de la cuenta en sacar aquella camiseta.

"Ay mi madre... que ésta ya está
despertada y yo aquí aun a media
asta..." pensaba Chiara por su parte,
mientras se le entornaban los ojos por
la suavidad de aquella ligera caricia.

- Ya, ya lo hago yo, no te molestes...
-dijo de pronto cuando vio que Violeta iba a ponerle el suéter-.

Esta negó con la cabeza y dibujó una
sonrisa pícara.

- Quiero hacerlo yo... Anda mete el
brazo... -le dijo, y no se conformó hasta que no terminó de ponerle el suéter-. ¡Lo sabía!

Dijo contemplándola.

- ¿Qué sabías? -preguntó la menorquina con una sonrisa suspicaz-.

- Qué te sentaría de vicio, me
encanta -reconoció mientras se la
comía con la mirada-.

Chiara vio su reflejo en el espejo, el
suéter que había elegido para ella era
de un rosa pálido agradable y dejaba
su hombro izquierdo al descubierto,
la caída del tejido era suave y envolvía sus pechos remarcándolos
pero con libertad. A ella jamás se le
hubiera ocurrido ponerse algo asi
para trabajar, pero reconocía que el
contraste con aquellos pantalones
grises de vestir le daban una imagen
elegante pero desenfadada que la
sorprendió gratamente.

- ¡Estás guapísima! ¿Te gusta? -le
susurró Violeta detrás de ella, mientras la envolvía por la cintura mirándose al espejo-.

- Sí, me gusta...- admitió embobada
en aquella imagen que proyectaban las dos frente al cristal-. Gracias.

- De nada, gatita -le dijo y deposito
un beso en aquel hombro desnudo que el suéter le ofrecía-.

Chiara se quedó quieta contemplándola, los ojos entornados
de la pelirroja mientras depositaba aquel beso cálido y lento sobre su piel la inquietó más que si le hubiera tocado una teta de pronto. Violeta abrió los ojos y la miró a través del espejo, su silencio decía más de lo que estaba dispuesta a admitir y tuvo la sensación de que algo dentro de aquella mujer había cambiado, aunque no sabía bien el qué.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora