72- Bienvenida a casa...

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Escena de Chiara:

- ¿Ya te vas? -le preguntó Bea al verla
hablando con su secretaria con el
casco colgado de un brazo-.

- Sí, tengo que hacer un par de cosas
antes de que Violeta llegue -le dijo Chiara mientras terminaba de firmar
un par de documentos y se despedía de la secretaria-.

- Desde luego como se nota que las
cosas vuelven a su cauce, hasta el
color de cara te cambió -le dijo Bea
sonriendo mientras la acompañaba
por el pasillo-.

Y era cierto, desde aquella llamada,
se había esforzado por ampliar su
alimentación, había ido a correr por
las mañanas y el humor y su estado de energía había cambiado por completo.

- Bueno, no sé si todo va a volver
a su cauce aún, pero al menos
ella sí regresa y por lo que hemos
hablado estos dos días creo que
hay posibilidades -le comentó la
morena con cierta esperanza, pues
los dos días que las habían separado
y que hoy concluían, habían pasado
más rápidos y amenos gracias a las
charlas telefónicas que habían podido
mantener -.

- A mí no me cabe la menor duda de
que volveréis a estar juntas, estáis
hechas la una para la otra -le dijo
Bea con cariño mientras le llamaba el
ascensor-.

- Gracias- le contestó ella dándole un
abrazo-.

- De nada, tú tranquila y al toro... -le
dio el último consejo Bea mientras se
metía en el ascensor-.

- Si, esta vez no se me escapa, eso lo
tengo más que claro -le dijo antes de
que las puertas se cerraran-.

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Escena de Violeta

Violeta hizo la última parada a cien
kilómetros de llegar a Madrid.

- Aquí tiene, señorita -le sirvió el
camarero la infusión que había
pedido-.

- Gracias -le contestó ella-.

Y empezó a agitar el paquete de azúcar nerviosamente mientras miraba sin ver por la ventana. El estómago le estaba matando, un remolino la azoraba por dentro haciéndola temblar de pies y manos, incapaz de conducir hacia su destino se había parado en aquella vía de servicio y había solicitado una tila doble, sin embargo sus pensamientos viajaban ligeros entre sus nervios, sus temores y su deseo de estar ya en unos brazos conocidos. Removió excesivamente el líquido en la taza, "¿cómo va a salir esto?" se preguntó sin tener todas las cartas en su mano respecto a esta nueva vida que estaba dispuesta a intentar, se llevó el primer sorbo a los labios y cerró los ojos, era hora de dejar de pensar... la quería, punto, había que intentarlo.

Apuró la taza tratando de tranquilizarse un poco, y aquellas
ganas horrendas por ver a Chiara
que la habían hecho salir de Francia
antes de la hora prevista, volvieron
a apoderarse de ella. Se levantó y
pagó con prisas, se metió de nuevo
en su coche, maniobró y salió veloz
de nuevo a la carretera. "Igual me
estoy volviendo loca..." se dijo para
sí pensando en las contradicciones
que sentía, pero la idea de perder la
cabeza por ella le hizo esbozar una
sonrisa pícara que no se le borraría en bastantes kilómetros.

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Escena de Chiara

A pesar de haber salido antes de la oficina, las compras y el tráfico le habían hecho llegar apurada al
apartamento y prepararlo todo.
Miró por última vez la mesa que
cuidadosamente había vestido para
una cena de dos, y comprobó que
la comida que había encargado en
su restaurante favorito estaba lista
para ser calentada y servida. Los
nervios apenas le dejaban respirar,
sin embargo quería verla ya. Se metió
en el baño y se dispuso a ducharse,
según lo previsto aún le quedaban un
par de horas para relajarse un poco
antes de que llegara, así que sin prisas
descargó el agua caliente sobre su
cuerpo tratando de que por el desagüe se escurrieran también sus nervios.

SEX EDUCATION // KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora