Capitulo XLIII: Desvelo de Amor.

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El resto de la familia Casagrande finalmente había llegado, y todos se encontraban disfrutando de la cálida reunión en el departamento de los Casagrande. La cena preparada por Rosa estaba llena de sabores reconfortantes. Eddie era de los que más estaban disfrutando la comida de Rosa, ya que con cada bocado que daba, era como si el mexicano se transportara de regreso a su país natal.


— Doña Rosa, aunque me duela decirlo. Está comida es mejor que la de mi jefecita.


Rosa sonrió con orgullo ante el cumplido de Eddie.


— Oh, gracias, mijo. Eres un jovencito muy encantador, además de apuesto. ¿Cuál dijiste que era tu nombre?


Eddie esbozo una cálida sonrisa y se presentó ante la familia de su amigo.


— Eduardo Salvador Francisco de Jesus Guerrero Diaz, para servirle a usted y a dios.


La familia Casagrande rió ante la presentación tan larga y formal de Eddie. Rosa, le dio las gracias y expresó lo feliz que estaba de tenerlos a todos en su hogar.


— Un placer conocerte, Eduardo. Puedes llamarme abuela Rosa, todos lo hacen. Gracias por cuidar de mis nietos. Seguramente Roberto fue un dolor de cabeza.


Eddie rió y asintió.


— Para nada, abuela Rosa. Bobby y yo nos llevamos muy bien. Prácticamente lo considero como un hermano al igual que Ronnie Anne.


Rosa sonrió al escuchar eso y le sirvió una ración extra al castaño.


— Me alegra escuchar eso, Eduardo. Es maravilloso ver que mis nietos tienen amigos tan leales y amables. Ahora come, que la comida está hecha con mucho amor.

— Por cierto, muchacho, ¿me comentaste que eras mariachi? — preguntó un curioso Hector.


Eddie asintió con entusiasmo, disfrutando de la oportunidad de compartir más sobre su vida.


Sí, señor. Además de ser Ingeniero Mecánico, tambien soy mariachi. Toco la guitarra y canto. Tengo un grupo de mariachis junto a Roberto, él tiene una gran voz. Pero es muy modesto al respecto.

— Interesante, no es por nada, pero eso lo sacó de mi — comentó un orgulloso Hector.

Hay, Hector. — Lo interrumpió Rosa —. Tu ya no cantas ni en la ducha.


Hector rió ante el comentario de su esposa.


— Tienes razón, Rosa. Pero seguro que este joven tiene talento. ¿Nos podrías mostrar algo, Eddie?


Eddie sonrió y asintió.


— ¡Claro, señor! Será un placer. ¿Tienen alguna guitarra?


Hector señaló hacia una esquina donde estaba su vieja guitarra y Eddie se levantó con entusiasmo. La afino rápidamente y tras algunos acordes de bolero, comenzó a tocar "Sin un Amor" de Los Panchos seguida de "Sin ti". La música llenó la habitación con su melodía nostálgica, y la voz de Eddie resonó con emoción y habilidad. Todos escucharon con atención, disfrutando del talento del joven mariachi. Al finalizar la canción, la familia Casagrande aplaudió con entusiasmo, expresando su admiración por la actuación de Eddie.

The Loud House - La luz de mi Vida [Ronniecoln/Lobby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora