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Anne POV.

Finalmente salimos todos juntos hacia el bosque. Todos menos Molly.

Estaba caminando al lado de Ron, estábamos en un bosque. Harry estaba con los gemelos, Hermione con Ginny y el señor Weasley nos guiaba a todos.

–¿a dónde vamos?–le pregunté al pelirrojo.

–no lo sé.–me respondió.–¡oye, papá! ¿a dónde vamos?–

–no tengo idea.–le dijo encogiendose de hombros.–no se separen.–

–que bueno que estés aquí, me alegra que te hayan dejado venir.–dijo alegre el chico que estaba a mi lado.

Le sonreí.

–a mi también me alegra estar aquí.–le respondí sin contarle que...

–no me dejaron.–se me escapó.

–¿qué?–preguntó este con horror.

Enrojecí por mi descuido.

–tal vez...puede que me haya escapado.–admití mirando hacia abajo.

–ay, Anne...eres un caso perdido.–comentó con una risa mientras me rodeaba con su brazo sobre mis hombros.

Estuvimos caminando por unos minutos en los cuales estuve riendo con mi pelirrojo amigo.

Cuando llegamos junto a un árbol bastante grande, vimos a un hombre de baja estatura que parecía que esperaba a alguien.

–¡Arthur! ya era tiempo de que llegaran.–exclamó el hombre en modo de reproche pero sonreía.

–lo siento, Amos, pero hubo algunos que se quedaron dormidos.–se disculpó mirando hacia Ron y Harry.–él es Amos Diggory, trabaja conmigo en el ministerio.–nos explicó.

¿dijo Diggory?

Justo en ese momento, del mismo árbol saltó un joven alto y muy apuesto.

Cedric Diggory, de Hufflepuff.

–y este joven debe ser Cedric.–habló nuevamente Arthur y estrecharon sus manos mientras el chico asentía con una sonrisa.

Hermione y Ginny intercambiaron una mirada cómplice. Las entendía, era muy apuesto.

–deja de babear, pequeña Thompson.–murmuró Fred hacia nuestra dirección.

Ron nos miraba molesto.

–¡cállate, Fred!–le dije riendo.–¡no digas cosas que no son!–

Este rió y se fue junto a su gemelo.

–¿estás bien?–le pregunté al pecoso.

–si, ¿por qué?–

–luces molesto.–insistí.

–no, no lo estoy, todo lo contrario.–me afirmó.

Sonreí como respuesta.

–¡por Merlín!–exclamó con emoción el señor Diggory.–¡tú debes ser Harry Potter!–

No escuché mucho porque continuamos caminando mientras nuestro amigo se quedaba atrás.

Nos apuraron cuando vimos una bota a lo lejos, ese debía ser el traslador.

–¡dense prisa, casi no hay tiempo! ¡colóquense todos en círculo!–nos insistían.

Rodeamos la bota vieja y comenzamos a dar vueltas. Arthur nos ordenó que la soltaramos, tanto yo como los demás habíamos caído por todos los rincones.

lo supe desde que te vi//Ron Weasley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora