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Omnisciente

-¿estás segura, Hermione?-le preguntó Anne cuando ambas chicas estaban fuera de la tienda.

-si.-respondió ella.-¿me apoyas?-

La pelinegra le sonrió con ganas. Hacía tanto no se la veía así.

-siempre.-

Antes de que siguieran con su conversación, una fuerte explosión se escuchó dentro de la carpa.

-¿¡qué están haciendo!?-gritó Hermione mientras dejaba a Anne afuera.

La rizada necesitaba un segundo a solas, así que se sentó un poco más alejada a los demás.

Anne POV.

Me quedé sentada, apartada de los chicos. Necesitaba mi espacio.

No sabía como definir en que estado me encontraba, solo estaba...revolucionada.
Ronald había vuelto de la nada y me decía esas cosas pretendiendo que todo estuviera bien cuando ni siquiera éramos novios. Fue su culpa que termináramos.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia de una persona que se sentaba a mi lado, en el suelo.

-lo siento.-murmuró Ron apenado.-de verdad lo siento.-

Suspiré con pesadez mientras sentía que mis ojos se cristalizaban.

-un lo siento no soluciona todo, Ronald.-hablé con la voz entrecortada.-¿sabes todo lo que sufrí después de que te fuiste? ¡me dejaste sola!-

Me levanté decidida a irme. No quería que me viera así de vulnerable, a pesar de que ya me había visto en peores circunstancias.
Pero él fue más rápido. Me tomó de la muñeca y me obligó a verlo cara a cara, a pocos centímetros de su rostro.
Si no fuera porque estaba experimentando un tornado de emociones negativas, aquello me hubiera puesto demasiado nerviosa.

-lo sé.-murmuró frustrado.-se que no resuelve nada, pero de verdad estoy arrepentido. No hubo un día en el que no pensé en ti.-hizo una pausa en donde me tomó de las manos y las llevó a su pecho.-de verdad quería volver, pero no sabía cómo hacerlo. Tú fuiste la clave de que lo lograra...siempre fuiste tu, Anne.-

Mis lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Últimamente había llorado mucho, pero no lo impedía, estaba demasiado sensible.

-Ron...yo...-balbuceé.

-no.-me interrumpió.-no es necesario que digas algo.-apretó mis manos frías con las suyas que eran cálidas.-Te amo, Anne. Te amo como nunca amé a alguien y tu más que nadie sabe cuanto me cuesta expresarme, pero contigo todo es mucho más fácil...no puedo dejar de demostrarte cuán importante eres para mi...Te amo y no me cansaré de decirlo...perdóname por todo lo que te he hecho pasar. No espero a que me perdones...solo que me escuches y entiendas que no lo hice porque no seas suficiente. Eres más que perfecta para mi...ya no se como hacer para que quites esa expresión de tristeza y decepción en tu rostro cada vez que me ves...-

Si me habían salido lágrimas antes de que dijera todo eso, ahora lloraba a mares.
No solo estaba enamorada profundamente de él, lo amaba y quería quedarme a su lado el resto de mi vida.
Tal vez en otro momento mi orgullo no me hubiera permitido perdonarlo, pero ahora comprendo que el guardapelo había tenido mucho que ver en cada una de sus acciones. No podía culparlo, no cuando él estaba más que arrepentido.

Me acerqué a él y lo abracé con fuerza. Escuché como soltaba algunos sollozos y me apretaba más entre sus brazos. Realmente estaba apenado y avergonzado por todo lo que había hecho. Lo conozco bien.
¿Cómo no perdonarlo?

Cuando nos separamos nos quedamos mirando directamente a los ojos unos segundos que parecieron eternos. Los mejores segundos de mi vida.

-está bien, Ron.-murmuré.-te perdono...y yo también lo siento. Fui bastante dura.-

El me sonrió cuando posó sus manos en mi rostro. Enrojecí enseguida.

-y...-comencé entre susurros. Solo él podía oírme.-también te amo...Como no tienes idea.-

El también se ruborizó. Amaba que aún teníamos ese efecto sobre nosotros.
Ambos sellamos aquel precioso momento en un tierno beso. Como extrañaba esos rosados labios que me hacían olvidar de todo lo que estaba mal.

Rodeé mis brazos en su cuello, atrayéndolo más a mi y Ron profundizó aquel inocente beso.

Merlín...mi estómago no podrá con tantas mariposas.

Al separarnos, quedamos a pocos centímetros del otro. Sonreí al perderme en sus hermosos ojos azulados.

-entonces...¿somos novios otra vez?-susurró y sentí como el aire caliente de su boca chocaba con mi rostro.

-¿te cabe alguna duda, cielo?-le respondí de igual forma para volvernos a abrazar con emoción.

-chicos.-una voz externa nos interrumpió y nos volteamos a ver a Hermione.-tenemos que hablar.-

Mi novio y yo nos miramos y asentimos a la castaña. Nos tomamos de las manos y la seguimos hasta llegar a la carpa.

definitivamente no me cansaría de llamarlo novio.

Cuando finalmente entramos a la tienda, Hermione habló.

-quiero ir a ver Xinophilius Lovegood.-dijo firmemente.

-¿qué dices?-preguntó Harry con confusión.

La castaña le enseñó el libro que tenía en su mano.

-lee esto.-le pidió al elegido.-es una carta de Dumbledore a Grindewald. Mira la firma, esa marca otra vez. No deja de aparecer, en Beedle el Bardo, en la tumba del Valle de Godric.-

-yo también la vi en mi copia de los cuentos.-agregué a lo que decía mi mejor amiga.

-yo igual.-intervino Harry.

-¿en dónde?-me escuché preguntar.

-fuera de la tienda de varitas de Gregorovitch.-contestó el azabache.

-¿qué significa?-preguntó Ron sin comprender.

-escucha, no tienes idea de que será el siguiente Horrocrux.-siguió la castaña.-ni tampoco yo, pero esto...esto significa algo, estoy segura.-

-si, tienes razón.-la apoyé.-desde que vimos aquella marca en nuestros libros, supe que no era una casualidad.–

Todos nos miramos como esperando a que alguien diga algo.

-entonces, está decidido.-afirmó Harry.-iremos a ver al Señor Lovegood.-








lo supe desde que te vi//Ron Weasley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora