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Omnisciente

Ron y Anne se encontraban abrazados escaleras abajo. A un lado de ellos estaban Draco y Hermione, quien hacían exactamente lo mismo.

–¡Harry!–exclamó la rizada cuando vio a su amigo bajar las escaleras.–te creíamos en el bosque.–

–es a donde voy ahora.–

–¿qué?–preguntó Hermione, levantándose y poniéndose al lado de su amiga.–¡Harry, no! ¡no puedes entregarte a él!–

Anne se acercó más a él, lentamente.

–¿qué pasa? ¿de qué te enteraste?–

–por una razón hablo con las serpientes, por una razón entiendo a los Horrocruxes.–insistió el azabache, al borde del llanto al ver a sus amigos en ese estado deplorable.

–iré contigo.–aseguró la castaña.

Todos se quedaron en silencio.

–si ella va, yo también, Potter.–afirmó Draco por primera vez, colocándose al lado de su novia.

–cuenta conmigo entonces.–dijo Anne.

–y conmigo.–por último Ron.

–no.–les negó el elegido.–maten a Nagini y así solo quedará él.–

Anne y Hermione lloraban en cantidad. Ellas sabían que Harry podría morir, era casi inevitable.
Ambas se abalanzaron sobre su amigo y lo abrazaron con fuerza. Cuando Hermione se apartó, dejó sola a Anne, quien no se despegaba de él.

–por favor, deja que te acompañe...no puedo perderte, no a ti.–susurraba.

Harry sintió un pesar muy grande al ver como su amiga de toda la vida estaba sufriendo. Sabía que estaba así perdida por la reciente muerte de Fred y por la muerte de la pareja de Remus y Tonks, pero aún así lo devastaba tener que verla así.

–no puedo, Anne.–murmuró con dolor.–ayuda a los chicos, eso me ayudará a mi.–

Ella asintió al separarse, limpiando las gruesas lágrimas que tenía en su rostro.

El azabache estaba apunto de irse, pero sintió que una mano lo detuvo. Al girarse vio a Draco con la misma expresión perdida que tenía la rizada.
Malfoy estaba sufriendo igual que los demás y por más que siempre haya atormentado a Harry, él no lo odiaba. Hasta lo admiraba.
El platinado se acercó y lo abrazó con fuerza, demostrando que había crecido y que toda rivalidad quedaba atrás. Estaban en una guerra y era muy probable que alguno de los dos muriera, no era momento de seguir peleando.

–lo siento por todo, Potter.–murmuró Draco.–espero que vuelvas a salvo. Te ayudaremos en lo que más podamos.–

El elegido sonrió y finalmente se fue de allí, dejando a todos sus amigos, incluyendo al Slytherin, devastados.

*******************

El castillo estaba destruido. Todos caminaban en completo silencio por el lugar. Aquel lugar que solía ser la mejor estructura que un niño pudo haber visto, hoy solo eran escombros. Nada comparado a lo que alguna vez fue.
Los que habían quedado vivos a penas, recogían a sus caídos en guerra, a los heridos y trataban de condicionarse así mismos. Pero a todos se los veía en muy malas condiciones. No solo por fuera, que se los veía sucios y lastimados. Si no también por dentro, porque tenían sus miradas perdidas y expresiones que demostraban cuan lastimados emocionalmente estaban.

Todo pequeño movimiento se detuvo cuando vieron a un grupo de personas aproximarse hacia ellos.
Rápidamente todos comenzaron a acercarse también.

Hagrid caminaba con la mirada completamente ida. Nunca nadie lo había visto así a pesar de que muchos de sus animales fallecieran. Esto era algo diferente.
El semigigante traía en sus brazos el cuerpo de un joven que alguna vez cargó cuando era un inofensivo bebé. Cuando lo había llevado a Privet Drive. Sólo con la diferencia que esta era una ocasión completamente distinta y el pequeño que vio crecer estaba muerto.

–¿quién es?–preguntó Ginny de forma desesperada, rezando que no fuera su novio quien estaba allí.–Neville, ¿a quién carga Hagrid?–volvió a decir, con su voz quebrada.

–¡Harry Potter....está muerto!–anunció Voldemort de forma sádica.

–¡NO!–el lamento desgarrador de Ginny se escuchó mientras corría hacia ellos, pero Arthur la agarró a tiempo.

–¡NOOO!–el quebradizo pero fuerte grito de Anne también se escuchó, mientras ella se desmoronaba en el suelo. Ron se agachó y quedó a su lado.

Raúl y Cassandra estaban entre la multitud de mortífagos, sufriendo internamente por el estado físico de su hija y en como ella gritaba con dolor.
Lamentaban no haber estado allí con ella.

–¡silencio!–ordenó el señor tenebroso.–niña tonta, Harry Potter murió. A partir de hoy tu fe estará bien conmigo.–el hombre se dio vuelta hacia sus seguidores.–¡Harry Potter murió!–

Risas fueron las que respondieron por ellos. Estaban enfermos de la cabeza, cada uno de ellos.

–¡si!–celebró Voldemort entre risas.–llegó el momento de su juramento. Únanse a nosotros...¡o morirán!–

Todos quedaron en completo silencio, sin moverse de sus lugares.

–Draco.–lo llamó Lucius.–Draco...–

Pero el platinado se negaba dejar su puesto y bajó su mirada, aferrándose a la mano de Hermione.

–Draco.–está vez fue su madre quien lo nombró.–Draco, ven.–

Él miró a la castaña, quien le asentía para que fuera con Narcissa.
Ambos soltaron sus manos y antes de que Malfoy se acercara a su madre, tomó el rostro de Hermione y la besó.
Ella correspondió con un par de lágrimas en los ojos.

Cuando se separaron el caminó lentamente hasta Cissy.

–bien hecho, Draco.–Voldemort lo abrazó de forma extraña, sintiendo como el jóven se tensaba.

El platinado fue hasta el lado de su madre y la tomó de la mano.

–Anne.–una voz masculina había promunciado aquel nombre.

La rizada se tensó de pies a cabeza al reconocer de donde provenía esa distintiva voz para ella.

Raúl se adelantó, ubicándose al lado de Lucius, esperando que su hija también le hiciera caso. No quería verla morir.

Ella se levantó del suelo, donde había estado llorando por la muerte de su amigo. Se quedó parada allí, al lado de Ron, mirando a su padre con rudeza.

Cassandra también se adelantó, colocándose al lado de su amiga: Narcissa.

–Annie.–la llamó ella.–Annie, por favor...ven.–

Ahí fue cuando a la rizada se le habían erizado los vellos de sus brazos. Todos sabían que su madre era su debilidad, y que si se lo hubiera pedido en otra ocasión ella iría con ella.
Pero no esta vez. No cuando Anne ya tenía un propósito por el cual luchar, no cuando ella ya había madurado y crecido para saber que era lo que debía hacer. Ella debía quedarse y luchar.

Se paró con firmeza, apretando la mano de Ron a su lado. Con esto demostraba que nadie iba a moverla de ahí.
Tres personas muy importantes para ella habían muerto y hubiera sido en vano si ella se rendía e iba con sus padres, quienes tanto mal le hicieron. Ella se quedaría ahí, luchando y vengando a todos los que murieron por la culpa de Voldemort y de los que lo seguían.

Cassy palideció ante la firmeza de su hija, ella no la haría cambiar de opinión y lo sabía. Anne siempre fue muy rebelde y desobediente.












lo supe desde que te vi//Ron Weasley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora