lo supe desde que te vi//Ron Weasley-

~07~

Omnisciente

Ron se acercó al esqueleto de lo que quedaba del basilísco. Le arrancó un colmillo para luego volver al lado de la rizada.

Anne sacó de su bolso la copa de Hufflepuff.

–hazlo tu.–le pidió el pecoso mirando a la chica.

–¿estás seguro?–preguntó ella, algo insegura.

–claro que si.–le aseguró y le entregó el colmillo mientras tomó la copa de sus manos y la colocó en el suelo.

Anne se agachó a la altura del Horrocrux, sintiendo como sus piernas temblaban del miedo que comenzó a sentir.
Enfrentó una vez más los miedos que la hacían flaquear y levantó su mano con el colmillo aferrado en ella para por fin enterrarlo en la copa con fuerza.

La muchacha tuvo que levantarse rápidamente porque el agua comenzó a elevarse a una buena altura con la cara de Voldemort en cada una de las olas.

Ron tomó a Anne del brazo y comenzaron a retroceder, con temor de que aquello les hiciera pagar las consecuencias de su reciente acto.
Pero lo que pasó fue que el agua cayó sobre ellos, empapándolos por completo.

Ellos jadearon sorprendidos para luego mirarse unos segundos. Se acercaron rápidamente y acortaron el espacio que los separaba, uniéndose en un desesperado y apasionado beso. Era la primera vez que se besaban de aquella manera y no sabían porqué habían elegido ese momento para hacerlo.
Tal vez era la adrenalina del momento o el saber que no tenían mucho tiempo, pero esa demostración de afecto no les desagradaba en lo absoluto.
Al separarse se miraron intensamente y soltaron unas leves risitas, demostrando la complicidad que los acompañaba.

–Anne...–murmuró el pelirrojo aún intentando recuperar el aliento.–solo quiero decirte que agradezco eternamente haberte conocido aquel día en la estación. No sé cómo explicarlo, pero a penas cruzaste esa puerta y entraste al compartimento supe que serías un antes y un después en mi vida. Lo supe desde que te vi, Anne.–

Los ojos de la rizada comenzaron a humedecerse mientras el pecoso acariciaba las mejillas también pecosas de la muchacha.

–te pido perdón por todos los malos ratos, malos entendidos y peleas que yo mismo ocasioné. Perdóname por haberte hecho sentir miserable y por ser el causante de tus lágrimas. De verdad no tienes una idea de lo culpable que me siento que la mayoría de las veces que has llorado hayan sido por mi culpa.–hizo una breve pausa mientras algunas lágrimas rodaban por sus rosadas mejillas.–algún día tendremos el tiempo suficiente para explicarte el porqué de cada uno de mis actos, pero a lo que quería llegar es que...te amo, Anne y no tienes idea de lo aterrador pero maravilloso que ha sido eso durante toda mi vida. Se que no es el momento apropiado, pero...–

La pelinegra lo interrumpió colocando su dedo índice en sus finos labios.

–cállate, Ron.–le pidió con una sonrisa de enamorada.–escogiste el mejor momento posible, porque no sabemos que pasará de ahora en más. Así que yo también te diré que te amo, te amo como nunca amé a nadie y espero que te sientas afortunado de eso porque tuve unos cuantos para elegir.–bromeó.

–eres perfecta.–dijo el pelirrojo mientras sorbía su nariz y ambos sellaron aquel momento con otro, pero pequeño beso.

–ahora vamos, debemos buscar a Harry y Hermione.–

Los dos entrelazaron sus manos y salieron corriendo de allí, amándose como la primera vez que se vieron.

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Voldemort estaba admirando todo desde afuera.
El señor tenebroso estaba tenso, nervioso y hasta incluso asustado porque había sentido como los pequeños muchachos a los que él mismo subestimaba, habían destrozado otro Horrocrux. Habían matado otra parte de su alma.
Aunque el jamás admitiría su miedo, realmente lo sentía. El gran Lord Voldemort estaba siendo intimidado por cuatro pequeños adolescentes que dirigían a todo ese séquito en Hogwarts; y todo por una sola persona: Harry Potter.
Él tenía cosas que el señor oscuro jamás tendría: amor, amistad y familia. A pesar de haber asesinado a sus padres, el muchacho seguía rodeado de gente que lo amaba y respetaba por lo que era. Eso era lo único que Voldemort envidiaba de Potter.