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Omnisciente

El cuarteto se condujo hacia la habitación en donde descansaba Ollivander.

–Harry.–habló Anne.–¿de verdad crees que hay un Horrocrux en la bóveda de Bellatrix?–

–se aterró cuando creyó que entramos.–le respondió el azabache.–a ustedes les preguntó que más nos llevamos. Apuesto que hay un Horrocrux ahí, otra parte de su alma.–

–¿y qué si lo hallamos?–intervino Ron.–¿cómo lo destruiremos si le das la espada a Griphook?–

–sigo pensando en eso.–contestó Harry, suspirando.

Antes de que los amigos entraran a la habitación, Fleur salió de ella.

–está débil.–anunció la francesa.

Ellos asintieron pero aún así decidieron adentrarse a la pieza.
Una vez dentro, observaron al anciano de cabello blanco sentado en una silla. Tal como lo había descrito Fleur, se veía débil.

–¿si?–habló el hombre, mirando a los jovencitos parados en el otro extremo de la habitación.

–señor Ollivander, tenemos que hacerle unas preguntas.–explicó el elegido.

–lo que sea, muchacho. Lo que sea.–aceptó el anciano.

–¿puede identificar esta varita?–preguntó Harry acercándose mientras le extendía aquel objeto.–¿me puede decir si es seguro usarla?–

Ollivander aceptó la varita y comenzó a examinarla.

–Nogal. Lienzo de Dragón, 32 centímetros, rígi...rígida. Le pertenecía a Bellatrix Lestrange.–devolvió dicho objeto.–úsela con cuidado.–

–¿y esta?–volvió a preguntar el azabache, extendiendole otra.

–es pino. Crin de unicornio. 35. Razonablemente flexible. Esta era la varita de Draco Malfoy.–

–¿era?–habló Harry.–¿ya no lo es?–

–tal vez no. Si usted lo desarmó.–se acercó la varita al oído.–siento que su lealtad ha cambiado.–

–habla de las varitas como si pensaran, como si sintieran.–

–la varita escoge al mago, señor Potter.–explicó Ollivander.–eso siempre nos ha quedado muy claro a los que estudiamos las varitas.–

–¿y qué sabe de las reliquias de la muerte?–intervino una curiosa Anne.

El mínimo rastro de felicidad que había crecido en el hombre al hablar de algo que le apasionaba, se desvaneció al mirar a la rizada.

–se rumora que son tres.–contó un tanto nervioso.–la varita de saúco, la capa de invisibilidad, que te esconde de tus enemigos y la piedra de resurrección, para traer a seres amados desde la muerte. Juntas convierten a cualquiera en el amo de la muerte, pero pocos creen en verdad que esos objetos existan.–

–¿usted cree?–volvió a hablar Harry.–¿piensa que existen, señor?–

–bueno...no veo razones para darle crédito a cuentos para niños.–

–miente.–afirmó el azabache seriamente.–sabe que existe una. Se lo dijo a ya sabe quien. Le habló de la varita de saúco y en donde podía encontrarla.–

–me hizo sufrir.–se defendió el anciano.–además, solo le hablé de rumores. No... le aseguro que la vaya a encontrar.–

–halló la varita, señor.–contó finalmente el elegido mientras se acercaba a sus amigos.–descanse.–

lo supe desde que te vi//Ron Weasley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora