Se sabía que aterrado estaba.
Estaba durmiendo cuando las luces fueron encendidas de manera repentina.Sus bellos ojos azules se abrieron con violencia, asustado, casi cae de la silla, de la que seguía atado, y con miedo observó como Hirving lo miraba con esos ojos asesinos de manera intensa.
Tembló.
Las palabras se quedaron atoradas en su garganta.Hirving cambió su expresión a una risueña, comenzando a reír.
En otra situación, la risa contagiosa y aterradoramente alegre de Hirving le hubiera dado gracia también.Pero esto no daba risa.
Daba miedo...
Y mucho.—Deja de mirarme así. ¿O qué ya no te acuerdas?
Santiago se vio obligado en contestar.
—¿Acordarme... de qué?
Hirving siguió riéndose.
—. Parece que no.
—. ¿M-me dejarás libr-e? Has l-lo que quieras, no l-le dir-é a nadie. In-tentaré a-algo. Por favor.Suplicaba haciendo un esfuerzo para pronunciar cada palabra. Sus manos temblaron debajo de las cuerdas que apretaban sus muñecas y las piernas le temblaron descontroladas.
Hirving se le acercó con la mirada seria otra vez. Le acarició el cabello rubio que estaba sucio y despeinado, y después de dio una fuerte bofetada.
—¡¡Eres un idiota!! —le gritó —. ¿¡Crees que soy estúpido!?, ¿¡Crees que no sé lo que quieres hacer!? ¡¡Te quieres quedar con Kevin, y eso no lo voy a permitir!!
Hirving se dio la vuelta para ir hacia la mesa y tomó un enorme y filoso cuchillo. Luego se acercó a Santiago con enfado.
—¿¡Por qué todos me consideran estúpido!? ¡¡Te odio, idiota, te odio!!
Gritaba como un niño enojado. Uno infantil. Uno iluso.
Uno estúpido.
—¿P-pu-es porque l-lo eres? —respondió Santiago.Hirving lo miró fijamente. Apretando el cuchillo con la mano.
—¿Qué dijiste?
—Q-qué l-lo eres. E-eres un estúpido. O-jalá q-que Raúl t-te quite a Kevin. O-jalá q-que todos t-te l-lo q-uiten, maldito loco.La mano con la que sostenía el arma empezó a temblar.
—¡¡Yo no estoy loco!!
Gritó para luego clavarle el cuchillo al pobre Santiago.—¡¡Yo no estoy loco, yo no estoy loco!!
Gritaba continuando con la acción.
—¡¡Yo no estoy loco!!
Un líquido rojo empezó a salpicarle por la cara y ropa.
—¡¡¡Yo no estoy loco, yo no estoy loco!!!
El suelo comenzó a mancharse.
—¡¡¡No!!!Cuando Hirving notó lo que había hecho, fue bajando el volumen de sus gritos.
Hasta que terminaron.Y con ellos, la vida de Santiago.
Quién como última acción, expulsó el líquido rojo de su boca, y bajó la cabeza lentamente, cerrando los ojos.
Hirving parpadeó varias veces.
Observó la escena. Santiago muerto, con la ropa manchada, su propia ropa, rostro y brazos manchados, el piso y la silla...
Parecía una obra de Arte.
Quisiera que Kevin la mirara.
Luego sonrió.
—Yo no estoy loco... sólo estoy enamorado.
Kevin avanzó hacia la entrada de su escuela con alegría, que comúnmente portaba.
Era la 1:00 de la tarde, quizá más, pero le gustaban los días así, nublados y grises.
Pero su alegría se fue disipando cuando oyó gritos desde el centro de la entrada principal de la Preparatoria.
Se fue acercando con una curiosidad inmensa que iba creciendo. Creció todavía más por ver que casi media escuela estaba ahí presente.
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Letal Love (Kerving)
FanfictionUn intento de suicidio lleva a Hirving a conocer a Kevin, un muchacho estudioso y alegre de su instituto. Es entonces, cuando se enamora de él y no podrá permitir que alguien más se lo arrebate. Por lo que, entonces, decide asesinar a todo aquel que...