Una oportunidad

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La primera clase finalizó y las siguiente sería libre, así que en cuanto el profesor salió del salón de clases, Uriel agarró a Hirving del brazo y lo obligó a seguirlo hasta el patio principal.

-¡Con cariño! -gimoteó Hirving.
Cristiano, Javier y Carlos iban detrás de ellos.
-Debemos saber dónde está Raúl, nisiquiera llegó a clases.

Hirving puso los ojos en blanco. <<Como si me importara.>>Pero sí que lo hacía..., más que nada porque extrañaba bajar al sótano y hacerlo sufrir, fue aún más divertido que cuando lo hizo con Santiago.

Hasta llegó a contarle sus "aventuras", como si fueran historias divertidas y más. Y lo eran, al menos para Hirving.

Todavía le causaba más deleite saber que Raúl no recordaba nada. Ya nisiquiera porque veía el rostro de Hirving todos los días sin falta.

Sin embargo, a veces se preguntaba qué era lo que hubiera pasado si mataba a Ángel de esa apuñalada, o si hubiera matado a Raúl con ese disparo fallido.

¿A alguien le hubiera preocupado, tan siquiera? Porque a Hirving no.

<<Hubiera sido mejor haberlo matado ahí mismo. Haberlo hecho pedazos lo hubiera hecho más entretenido. Pero no, el desgraciado tenía que tener mucha suerte.>>

-Creo que te buscan -llamó la atención Luis Ángel, apuntando a Uriel y compañía.
-Nos -agregó Raúl notando que Jude y Kevin se acercaban también.
-¿¡Dónde estaban!? -preguntaron todos al unísono.

Ángel y Raúl bajaron la mirada, con el típico semblante triste que solían cargar desde sabrá dios cuánto tiempo.

Hirving iba a reírse, aguantarse no era fácil y no quería hacerlo porque para rematar, era un momento serio y Kevin estaba ahí presente.

Verlo preocupado era todo un espectáculo. Desde que Kevin llegó, su vista se enfocó en él y sólo en él, no le prestó atención a nada más a su alrededor. Lo observó fijamente, con el corazón latiendole fuertemente dentro del pecho.

Kevin al sentir una mirada sobre él, se giró en varias direcciones. Hirving desvío la mirada de inmediato, no obstante, no funcionó, pues Kevin pudo notar que quien lo miraba era Hirving.

Sonrió, Hirving parecía un chico bastante lindo, si era sincero. Era dulce y su timidez lo hacía enternecerse.

-Algún idiota nos encerró en el almacén de la escuela -soltó Ángel con odio.
-¿No vieron quién fue? -preguntó Javier.
-No -Raúl no quería mirar a nadie.
-¿Alguien los encontró? -preguntó Cristiano-. ¿O salieron por su cuenta?
-Fue por nuestra cuenta, pero después nos encontró Álvaro -respondió Ángel.
-¿No los regañó o sí? -dijo Jude.

Ángel negó con la cabeza. Todos se miraron entre sí. Estaban enojados, más que nada porque los dos eran los que menos merecían ese tipo de bromas.

Por su parte Hirving estaba contento de ver a todo el mundo enojado y triste. Era impresionante como era tan fácil hacer que las personas sufrieran, de alguna o otra forma.

A Hirving, aún así, le gustaba un poco más matar que otra cosa, pero al final todo lo alimentaba de esa sed de sangre.

-No se preocupen -musitó Carlos-. No volverá a pasar, ¿verdad?
Ángel sonrió un poco.
-De ninguna manera.






El grupo entero se encontraba en armonía a la hora del receso, conviviendo como de costumbre, con Luis Ángel y Raúl en el centro.

Hirving no hablaba con nadie. No le importaba, el centro de atención lo tenían Ángel y Raúl.

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora