Letal Love (Kerving)

CORRE

-¿Hoy en tu casa? -corroboró su próxima visita.
-¿No te asusta conocer a mi padre? -preguntó. No quiere ser negativo, pero Andrés puede estropearlo todo. Cualquier comentario fuera de lugar podría alejar a Kevin de sus garras.

-Para nada. Tú conociste a mi papá y es mi turno.

Hirving sonrió por la seguridad con la que Kevin dijo eso. Lo atrajo para abrazarlo y darle un dulce beso en la mejilla.

Deseó durante tanto tenerlo así cómo lo tiene ahora, que negarse a darle cariño y demostrarle su amor es imposible.

Espera que Luis esté espiando entre los arbustos. Quiere que sufra, que sienta lo que es que te arrebaten lo que sabes que te pertenece. ¿Qué espera Luis? Los mejores amigos no pueden ser novios.

Y aprenderá la lección a la mala con Kevin. Espera que no sea obstinado y se aleje lo más pronto posible.
Puede asesinarlo sin problemas, sin embargo, Kevin es su prioridad y no quiere un novio que esté triste todo el tiempo.

Sería una pena tener que matarlo y que Kevin viva infeliz por un tiempo.

Se despidió de Kevin y revisó desde donde estaba, si Luis aparecía de alguna parte sin aviso. A medio camino, salió de un pasillo y fingió haberse topado con Kevin

Aquello mas que hacer enojar a Hirving, lo hizo reír de camino a su aula. Luis no se atrevió a intervenir y eso fue ganancia.

Si hubiera interferido, probablemente la siguiente mañana, Luis ya no sería testigo de su próxima boda. Porque..., esperaba que Luis viviera para verlo sufrir cuando estuviera en el altar con Kevin.

Mejor dejará de adelantar su futuro.

La vida es una desgraciada cuando le apetece, entonces mejor no retarla.

Acercó la muñeca a su campo de visión para ver la hora. Con suerte, tiene tiempo para aclarar la situación con Andrés y llegará temprano a la comida que tendrá con los Valdés.

No cree posible que Andrés esté detrás de los nuevos asesinatos sin él. O quiero decir, no halla una motivación clara por la que Andrés haya vuelto a su actividad preferida del pasado.

Su mala memoria no le jugó en contra esta vez y pudo recordar dónde vivía Andrés. La gente de ese pueblo no suele cambiar de residencia.

No le hará mal visitar a un viejo amigo.

-André -pareció sorprendido al principio, pero su mirada cambió y le regaló una sonrisa.-. Creí que me querías lejos de tu vida.
-No viajé hasta aquí por eso. Es otro detalle del que estoy seguro que sabes a la perfección y del que probablemente estés involucrado.

André se mostró serio y directo ante su visita. Andrés siempre fue un poco más infantil. Se tomaba las cosas muy a la ligera y fue una de las razones por las que dejaron de verse al graduarse del instituto.

-Siempre eres bienvenido a esta casa, André.
Se apartó para dejar pasar a su antiguo compañero.

Él pasó sin decir nada. No prestó mucha atención a los detalles de la casa. No cambió mucho desde la última vez que estuvo ahí.

-Sigues teniendo un mal genio, eh.
-Ya ves. Y sobre todo cuando es una situación como esta.
-Ya. No tienes que hablarme así -rió Andrés-. Pasa a la sala.

André se dirigió a la sala. Creyó ver a alguien más, pero sólo era él y su sombra.

-¿Quieres vino? ¿O cerveza? Tengo de todo -ofreció André tan tranquilamente.
-Esto será rápido. No me voy a detener a charlar contigo.
-Vamos, André. Me odias y yo lo sé, pero quiero disfrutar este momento.
-¿Qué? Dices puras...
-¿Vino o cerveza?
André suspiró.
-Vino.