Letal Love (Kerving)

Sin pistas

Se arrepentía de haber aceptado la propuesta, pero ya ahí no había nada qué hacer, no había vuelta atrás; sin mencionar que debía actuar para no ser un sospechoso.

Según Uriel era probable que llegarán más personas además de Ángel y Alejandro, por lo que tenía esperanza de que Kevin también se presentara.

Esperaba que sí, ya que mientras esperaba tenía que soportar a Uriel lo cual era agotador.

-Ya tengo cómo 5 goles anotados, he mejorado.
-Se nota...
-¿Verdad que sí? -Hirving lo había dicho sarcásticamente pero al parecer, Uriel era inmune al sarcasmo.

-¡Mira! Alejandro y Ángel llegaron -gritó Uriel dirigiéndose a estos, tomando del brazo a Hirving quien no pudo quejarse.

-Uriel, Hirving -saludaron Alejandro y Ángel chocando las manos. Cuando las manos de Hirving se tocaron con las de Alejandro sintió repulsión y asco.
-¿Hirving? No pensé que vendrías -comentó Alejandro sonriendo amablemente, estrechando la mano con Hirving.
-Ya era hora -dijo Hirving sonriendole. Apretó la mano de Alejandro, juntando los dedos y encajandolos en la piel del otro hasta que la soltó.

-¿Raúl vendrá? -cuestionó Ángel.
-Eso creo -respondió Uriel -. ¿Y Kevin? Dijiste que fue el único que si podía.

Hirving se colocó detrás de Uriel para escuchar disimuladamente sobre eso. Escuchar ese nombre era un imán para su atención.

-Dijo que nos llamaría después -respondió Alejandro, Hirving lo observó detenidamente con celos, quisiera ser él quien informara sobre Kevin, pero este apenas y le dirigía la palabra.
-. Con lo de estos días su padre actúa muy sobreprotector.
-Creo que los padres de todos -los tres rieron unos segundos algo incómodos.

Hirving no rió. No se identificaba. Él y su padre no se habían visto desde hace tres meses y ni una llamada se habían hecho.
Ni con las últimas muertes y desapariciones su padre se había atrevido a llamarlo y preguntarle que cómo estaba. Es más; si él no fuera el asesino y lo asesinaran a él, su padre sería el último en enterarse.

-. Oh mira, hablando de -Ángel apuntó a la distancia, todos miraron hacia esa dirección.

Hirving sonrió inconscientemente al ver a su Kevin. Lo que no le gustó fue verlo sonreír con otro.

Iba acompañado de Raúl y parecían muy felices riendo juntos.

-¡Kevin! -luego Alejandro iba y abrazaba a Kevin con entusiasmo. Qué idiota, cómo si no lo hubiera visto en años. ¡los odiaba!

Además de hervirle la sangre, sintió un escalofrío doloroso le recorrió la espalda, y un tic en el ojo derecho. Apretó los puños y mal dijo a ambos en voz baja.

-¿Por qué vienes con él? -Ángel también saludó a Kevin tranquilamente.
-Nos encontramos de camino y resultó que los dos veníamos para vernos con ustedes -rió Kevin sonriente.

-Hola, Uriel -saludó abrazando a este, Hirving lo vio feo desde atrás.
-¡Hola, Hirving! -Kevin saludó a Hirving animadamente, cómo si realmente estuviera feliz de verlo ahí.

Cuando tocaron sus manos Hirving pensó que solo sería eso, un toque, de por sí se estaba volviendo loco de finalmente tocar tan suave mano, pero en cambio Kevin le dio un abrazo corto.

El olor a rosas y flores frescas le inundó las fosas nasales a Hirving. Rozar la ropa e incluso las pieles le hizo sentir un hormigueo en el estómago.

Kevin se veía tan guapo, tal cual lo estaba en la mañana, pero ahora menos decaído por ése estorbo de Diego.

-Qué bueno que vinieron.
-Sí.
Un celular vibró en el bolsillo de alguien.
-¿De quién es? -en automático todos buscaron sus celulares.
-Es mío -dijo Ángel -. Qué raro.
-¿Por? -Alejandro se asomó a ver.
-Es Álvaro.
-Contesta contesta -presionó Uriel molestandolo a modo de juego, tocando al azar la pantalla.