Mariposas

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Se talló los ojos y enfocó la vista.

Había tenido una horrible pesadilla sobre las últimas desapariciones. Cómo los últimos tres días.

No quería ser el próximo, y su mente bien que lo sabía. Un escalofrío lo sobresaltó. <<Deja de pensar en eso.>>

Bajó al primer piso de su casa. Estaba solo, sus padres habían tenido una cena importante y se habían tenido que marchar desde temprano.

Cómo todos, estaba pasmado y horrorizado por la reciente desaparición. Es que no podía creer que alguien tan cercano a él desapareciera. Tuvo que consolar al pobre Carlos, que no dejó de llorar, incluso después de la tercer hora de clase.

Mejor borró todo lo que su mente iba acumulando sobre los recientes asesinatos y se concentró en lo suyo. Pensaba que si seguía dándole vueltas al asunto, el próximo, sería él.

Encendió su celular y recibió una llamada de Luis Ángel. A lo mejor se trataba de lo del grupo. De inmediato contestó.

—Hola, Ángel —contestó —. ¿Es por lo de...
—Hola, César. Síp, adivinaste. Álvaro aceptó que te nos unieras.
—Estupendo, gracias.
—Te necesitábamos porque tenemos un sospechoso, y tú podrías ayudarnos bastante con eso..., es alguien que conoces.
—¿Sospechoso? ¿Es de mi grupo?
—Así es.
—¿Y puedo saber quién es? Cómo dicen que lo conozco, quizá pueda empezar a investigarlo.
—Hirving Guardado.

César no se asombró por la noticia. Más que cualquier otra cosa, estaba confundido. ¿Hirving? Al menos, para él, no tenía sentido.

Hirving era un muchacho bien portado, siempre sacaba buenas notas y jamás había tenido un comportamiento fuera de lugar.

Era raro, sí, pero de ahí en fuera, para César no tenía sentido alguno que Hirving estuviera matando a sus compañeros.

¿Por qué y para qué lo haría?

—¿Hirving?
—Sí, también me confundí cuando Álvaro nos lo comentó.
—. ¿Pero por qué él? No lo defenderé por ser amigo mío, pero quiero al menos una razón.
—No nos comentó mucho al respecto, pero dijo que Raúl tenía sospechas de él y pues bueno... tú y yo sabemos que Raúl desapareció.

Vaya, eso tenía un poquito más de sentido.

No había prestado atención a su comportamiento últimamente —porque se la pasaba coqueteando con Uriel —, pero sí que había notado que había una especie de tensión entre Raúl y Hirving.

Siempre que llegaba al salón de clases le daba un empujón o le daba con la mochila, pero creyó que era a juego.

<<No puede ser Hirving. A lo mejor sólo se tratan de coincidencias.>>

—Ya veo. Ah..., tengo que colgar, te llamaré si tengo algo que aporte, muchas gracias, Ángel.
—A ti, César.

Dejó el celular apagado y se puso a pensar en todo. En Hirving, en Raúl, en Álvaro...

Conocía a Hirving desde Secundaria. Nunca habló con él, pero no porque fuera malo. Sino que, además de estar en distintos grados, todos los niños decían que él era muy raro.

No fue hasta que entró al instituto que lo conoció mejor por Uriel. Hirving era raro, mucho. Sin embargo, era un muchacho de buenas notas, buen comportamiento y no se alejaba de ser un buen amigo.

Tuvo una idea.

Subió hasta su habitación y sacó las últimas tareas que habían revisado. Hirving se había tenido que ir desde temprano, por lo que sería una perfecta excusa para ir a su casa y darle las tareas.

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora