Cree, la mentira

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-Ajá, pues mi padre dice que no hable con extraños.

Tiene curiosidad, no lo niega, pero no puede fiarse de un desconocido de acento francés.

Éste diciendo la razón o no, no se quedará a escucharlo.

Siguió su camino ignorando la presencia y desesperación del otro. Luis lo sacó de sus casillas y Javier casi lo tienta a ahorcarlo. No quiere problemas por culpa de su ira.

-Hirving, dame un minuto. Quizá Andrés te obligó a no escucharme, pero te diré la verdad.

Hirving rió, paró su camino y regresó la mirada a André con desprecio, criticando su apariencia. No se ve mal cómo para estar cantando incoherencias.

-Mire, no tengo tiempo. No sé quién es usted, pero de la forma más amable posible, le pediré que me deje en paz.

Pidió paz con una sonrisa hipócrita, queriendo girarse y dirigirse a su hogar. André se acercó a Hirving.

-La desconfianza es una virtud que juega a ser peligrosa, Hirving. Necesito tu atención.

El acercamiento fue tedioso, porque Hirving jugaba a retroceder y se detenía para chocar. El silencio lo brindó hasta la naturaleza, y no se oía nada, ni una respiración de ellos.

Dadas las circunstancias, Hirving optó por quedarse a oír las posibles locuras que André le dirá. Él aprobó su silencio y su mirada firme, por lo que devolvió el espacio personal y se aclaró la garganta.

-Para empezar, ¿estás seguro de conocer bien a tu padre? -consultó primero. Tiene la edad de saberlo todo, pero duda que conozca las profundidades del abismo.

-Sé lo que no debería. Nadie conoce mejor a mi padre que yo.
-Lamento tener que bajarte de tu nuve, Hirving.

Él ladeo la cabeza, confundido. André debe tener mucha fe como para decir algo tan imposible.

-A ver, según tú, ¿que yo no sé de Andrés?
-Que se metía a la cama de mujeres casadas.

Directo al blanco, Hirving levantó las cajas y se cruzó de brazos. Sí, le dio en lo que más duele, el ego. Hasta en eso se puede decir que es competitivo, pero el egocentrismo claramente heredado de Andrés estuvo a punto de que su amabilidad de fuera se paseo.

-Mientes -se niega rotundamente a creer esa falsedad.
-Eso, Hirving, no es lo peor. No hay nadie más en tu familia, ¿verdad? O eso crees.
-¿Qué quieres decir con eso?

Hirving comprendió las cosas rápidamente. André bajó la cabeza, suspirando. Le da pena tener que decirle algo tan impensable para Hirving como hijo.

-Tu padre se metía con otras mujeres, comprometido con tu madre ya, y esperando tu nacimiento. Sin embargo, no fuiste el único hijo que él esperó.
-¡¡Mentira!! Aléjate de mí, deja de decir esas cosas de mi padre.

Negó con la cabeza, retrocedió unos pasos, pensando en lo dicho por André, que no suena a locura total, pues sabe que Andrés ha estado con más mujeres, pero no que se trató de infidelidad y mucho menos de más hijos.

-Tienes hermanos.
-¡Dices pendejadas, vete a molestar a alguien más!
-Quiera creerme o no, Hirving, es verdad. Se lo prometí a tu madre antes de que muriera. Quería que supieras la verdad y murió.

Hirving se negaba a creerlo. Debe ser una confusión, y una mentira que su padre va a desmentir llegando a casa.

-¿Quién eres? ¿Por qué dices conocer a mis padres? Me cuesta creerte.

Confuso y curioso, se mantuvo un momento más ahí para aclarar dudas. André se siente un ser sospechoso y extraño del que no entiende porque le está creyendo lo que dice.

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora