Se giró bruscamente de un lado a otro, pues sus alarmas de alerta se encendieron en cuanto escuchó un ruido extraño a sus espaldas.No vio nada. Quizá había sido su imaginación. Entonces siguió su camino, aunque alerta de cualquier cosa que no fuera la lluvia o algo del bosque.
Se quedó en completo silencio. El frío amenazaba con devolverlo a casa, pues no se había llevado algo para cubrirse y estaba completamente empapado.
-Tranquilo... -se murmuró -. No hay nadie más que tú aquí.
Siguió el rumbo de aquél bosque, hasta las profundidades. No sabía para qué avanzaba cada vez más, o quizá no le importaba si se perdía en medio de tantos árboles.
La oscuridad de la noche ya se dejaba ver y lo único que quedaba de luz era el sol, que estaba totalmente oculto por las nubes. Al menos tenía su celular para alumbrar si se le hacía de noche.
No sabía cuándo regresaría a casa, y no quería hacerlo. Seguramente su padre le iba a dar una charla sobre todo lo ocurrido mientras su hermano lloraba.
Una ardila que bajó de un árbol frente a él, justo mientras él pasaba, lo asustó tanto que casi se cae. Cuando menos se lo esperó, su corazón estaba latiendo al mil, su respiración era un poco errática y estaba muriendo se ansiedad.
Rió, levantándose del suelo.
-Tranquilízate...Decidió regresar al pueblo, pero no sabía cómo, pues había avanzado tanto, y sobrepensar sobre su futuro lo traía ya muy frustrado. Entonces tomó uno de los tantos caminos al azar y siguió su camino bajo la lluvia.
Hirving sostenía su navaja en una mano. La observaba con detenimiento y a detalle, estaba manchada de sangre, lo que la había dejado teñida de rojo.
No se molestó en limpiarla antes y no lo haría ahora. Se veía perfecta así. Le recordaba que el daño que le había hecho a los demás no había sido en vano. Pronto, por lo que luchó lo tendría en sus manos, cómo todo un buen guerrero.
-¿Saben algo, Santiago y Raúl? -dijo en voz alta -. Creo firmemente que me lo merezco. Toda mi vida he estado solo y a duras penas tengo amigos. Creo que Kevin es un ángel que cayó del cielo solo para mí. Para salvarme de esta soledad tan profunda que cada día me consume.
No levantó la vista en ningún momento, simplemente dijo lo que él pensaba, con la vista puesta en su navaja todavía.
Lo que decía no era tan descabellado para su propia lógica. No llevaba la cuenta de cuántos cumpleaños pasó en solitario, de cuantas veces tuvo que levantar la mano y decirle al profesor que no tenía equipo, o cómo cuando tuvo que esconderse en los baños de su secundaria porque no lo dejaban de molestar.
No obstante, esos eran problemas menores que, en realidad, cualquiera tendría en algún momento de su vida, y Hirving no tenía rencor por eso, sino por otras cosas distintas.
No olvidaba la vez que a su padre no le importó en lo más mínimo que casi fuera a acabar con su vida. No olvidaba cuando su propio padre se deshizo de su cachorrito, al que le solía contar todo de pequeño. ¿Y por qué mencionar la muerte de su madre? No sabía bien qué era lo de menos en su patética vida.
Los recesos, desde primaria hasta su primer año de instituto, los pasó en solitario. No estuvo tan acompañado en su corta vida hasta ese momento.
Tenía amigos, los cuales se preocupaban por él, al menos de lo que podían preocuparse, porque por alguna razón, todos están muy ocupados preocupándose tanto por ellos mismos que los demás se vuelven invisibles. Sin embargo, él no era malo.
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Letal Love (Kerving)
FanfictionUn intento de suicidio lleva a Hirving a conocer a Kevin, un muchacho estudioso y alegre de su instituto. Es entonces, cuando se enamora de él y no podrá permitir que alguien más se lo arrebate. Por lo que, entonces, decide asesinar a todo aquel que...