Sin forzarse, regaló una de sus más dulces sonrisas.
No se forzaba a hacerlo. Pero con las personas, fueran amigos o no, sonreír se sentía más cómo una necesidad que cómo algo sincero y feliz. Era como una obligación. Una tarea. Un deber.
Sin embargo, ahora que Kevin estaba ahí con él, su sonrisa se sentía cada segundo más grande. Lo mejor es que Kevin parecía estar triste cuando llegó, y había conseguido hacerlo sonreír.
Era un logro enorme, tomando en cuenta que Kevin, apenas y le dirigía la palabra, o notaba su tan invisible precensia.
No lo culpaba. La culpa, era de aquellos que querían tener toda la atención de Kevin posible en ellos. Eran tantos los avariciosos de atención por parte del chico que Hirving apenas era uno más del montón.
No obstante, él estaba convencido de que no era uno más. Él era <<diferente>>. Pero sólo era una conclusión contradictoria suya.
A final de cuentas era uno más deseoso de la atención de Kevin, y ahora, estaba disfrutando de tomarla en privado.
No había estado lo suficientemente cerca de Kevin antes, pero ahora que lo estaba, se estaba poniendo loco.
Siempre se preguntó a qué olía. Cuál era su aroma. Y vaya que no se equívoco al pensar que sería uno único.
Pese a estar unos cuántos centímetros lejos, podía oler el aroma a rosas y flores frescas, muy dulce.
A comparación de Hirving, que olía a frutos ácidos. Era un lindo olor también.
-Rayos.
-¿Mhg? -estaba distraído pensando en tal olor.
-Rayos. Te conocía pero nunca pude hablarte. Me arrepiento. Eres del grupo de Uriel, ¿cierto?Ser conocido por Uriel era molesto. Y más lo fue que lo hiciera su Kevin. Al menos le estaba hablando. ¿Y si sólo lo hacía por eso? No, no era así.
-Sí.
-Hace tiempo que no te veía. La última vez..., recuerdo haberte visto con Raúl.
-Oh, sí.
-Deben ser tan buenos amigos...
-Claro, claro.Hirving asintió, imaginando lo bonito que sería ir a buscarlo y asesinarlo. Le encantaría. ¡Por supuesto! Era una excelente idea. Si convencía a todos de que eran buenos amigos, nadie sospecharia de él cuando Raúl muriera. Nadie sospechara cuando lo encuentren desangrándose...
-Él y Uriel deben estar extrañando a nuestros amigos también, ¿verdad? -dijo refiriéndose a sus amigos fallecidos.
-Lo hacen. Lo hago -se agregó hipocritamente.Hubo un nuevo silencio. Quisiera sacarle un nuevo tema de conversación pero no sabía cuál. Odiaba el silencio, y hacer algo al respecto no era posible, y por ello cada segundo silencioso más era un infierno.
Kevin buscó su celular y lo encendió.
-Es tarde. Ya van a empezar las clases.
Hirving suspiró de alivio. Ah, pero odiaba el hecho de que Kevin ya tenía que retirarse.-Nos vemos, Hirving -se despidió amablemente y con una sonrisa antes de levantarse de la banca y retirarse del lugar.
-Adiós -se despidió Hirving con algo de decepción. Bueno, al menos, lo había tenido cerca, muy muy cerca. Ya hasta tenía el conocimiento sobre su olor.
-Qué olor tan bonito.
Quizás le gustaba tanto porque, mientras iba de camino a su salón de clases, recordó que su madre solía oler a eso. A rosas y flores frescas.
En su mente le llegó el recuerdo de una canción que empezó a tararear sin razón.
Luego, se acordó que era una canción de cuna que su madre le solía cantar de pequeño.
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Letal Love (Kerving)
FanfictionUn intento de suicidio lleva a Hirving a conocer a Kevin, un muchacho estudioso y alegre de su instituto. Es entonces, cuando se enamora de él y no podrá permitir que alguien más se lo arrebate. Por lo que, entonces, decide asesinar a todo aquel que...