Oxígeno

28 5 1
                                    


Bajó los escalones temblando de adrenalina. Parece que el empujón resultó ser fatal.

Javier estaba tendido en el césped al final de las escaleras. Hirving quería y no asomarse a ver si estaba muerto o inconsciente, pero por la sangre, tiene más sentido que esté muerto.

Se agachó junto al cuerpo del que en algún momento fue su amigo, y le dio un empujón leve, para ver si reaccionaba, pero no hubo movimiento. Se derramó sangre de su cabeza solamente.

-¿Javier? -probó a llamarlo, pero no pasó nada. Fue cuando descubrió su cabeza con el pie, que vio que había una grave herida en el la nuca de esta. Hasta podía ver el...

Sacó su celular y se volteó. No quiso sonreír, pero una risita si consiguió escapar de sus labios. <<Se lo merecía.>>ese pensamiento conquistó su mente.

-Hirving, que sorpresa -aunque amenazador, había un tono burlesco en su voz-. Dime que no fuiste a buscar a nadie.
-No, pero sí maté a alguien -soltó directamente. Una ventaja de esto, es que se salvará de su castigo.

-Repite lo que acabas de decir -la sorpresa en la voz de Andrés no se hizo esperar.
-Maté a un amigo.
-¿En este momento? Hirving explícame ya que fue lo que pasó.
-Nos encontramos en el parque y empezamos a discutir. Peleamos y lo empujé a las escaleras. Se golpeó la cabeza.

Oyó un suspiro de su padre. Va a estar más enojado con él ahora con la nueva estupidez que acaba de cometer, y todo por un simple coraje que bien, pudo haber evitado, o mejor; lo pudo haber controlado.

Quizá la gracia es, además, porque acaba de matar a Javier y llamó a Andrés para desírcelo, parece una discusión normal de padre e hijo.

-Regresa a la casa inmediatamente si nadie te ha visto, asegúrate de eso.
-¿Por qué?
-Pensarán que es un accidente.

Entonces Hirving no dijo más y siguió las indicaciones dadas por su padre. Colgó.

Regresó su mirar al cuerpo de Javier, con curiosidad abarcando todo su sentimiento. La satisfacción quedó atrás.

Es tan curioso que haya vivido una corta vida, para perderla fácilmente y en un instante, sin que el sucio destino le permitiera hacer algo para cambiarlo.

Nisiquiera pudo meter las manos.

Qué tonto y gracioso fue. Para Hirving.

No, no lo extrañará. Estorbo, molestó y fue como una cucaracha que Hirving aplastó. O que más bien hizo caer.










El gato lo vio salir hacia el con pasos lentos. Afortunadamente ya se conocen. No tiene porque huir como hizo el día anterior, con Raúl.

El gato no hizo por quitarse y Ángel sonrió. Aún hay un bonito recuerdo en él que no olvidará nunca.

Le acarició la cabeza y el gato ronroneo.

-Missi, ¿qué haces en la calle, en mi casa? -le preguntó como si el animal fuera a contestar-. Eres un vago.

No tiene idea de qué hace el gato se Santiago en su casa, pero lo que dijo Raúl ya cobra más sentido. Aunque no sabe porqué el animal lo a buscado, si apenas fue a la casa de Santiago unas dos veces.

El gato levantó la mirada de pronto detrás de Ángel y huyó.

-Ángel.

Juró que su nombre fue mencionado sobre su oído en un susurro apenas comprensible.

-¿Quién?
-Luis Ángel, ¿con quién hablas?
Se giró asustado, encontrando lo que no quería.









El teléfono lo rescató de una pesadilla al sonar con la fuerza suficiente para levantarlo, con el corazón casi en la garganta.

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora