Hora del té

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Una mezcla de vibras les invadió el espacio al entrar. Sombrío y siniestro se sentía el lugar.

Andrés les guió a la sala con una sonrisa en el rostro.

Julián se mantuvo serio, (contrario a Richard que devolvía las sonrisas), escudriñando la zona y a cada persona, sobre todo a André, que cuando lo vió pareció incómodo.

Guardado pudo haberse olvidado de las acusaciones, pero el rencoroso de Gignac nunca lo hizo. Sin embargo, ya tiene esa madurez para no armar broncas. O eso espera Julián.

-Creí que su llegada sería más tarde. Jonathan me advirtió de su pronta visita y no se equivocó.

Julián ya sentando en uno de los sofás con Richard al lado, alzó una ceja con confusión.

-¿Jonathan habló con usted?
-Antes de marcharse del pueblo, sí -contestó tan contento.
André lo miró de mala manera y Richard lo notó.

Apareció un silencio incómodo del que Richard estuvo a punto de acabar. André por su parte ya hacía lo suyo tratando de intimidar a un Julián que lo ignoraba cómo podía.

Las miradas, las voces y el ambiente eran pesados. Andrés fue gentil pero André sigue regalando esas miradas asesinas.

-¿Podemos empezar a interrogar ya?
-Ah, claro -sonrió (todavía más)-. ¿Les ofrezco té o tarta de chocolate? Sería una pena tener que guardarla.

André y Richard asintieron al oír la palabra chocolate. Bueno, André con té y galletas tenía suficiente si iría a casa de los Valdés más tarde.

Cada quien tiene su prioridad después de esta inesperada, desafortunada y incómoda visita. Julián, claro, retirarse a su casa.

Andrés fue por el té y la tarta, quedando únicamente los dos oficiales y André en la sala. Richard miraba al suelo ocultando los nervios que le daban esos dos con sus miradas raras. Si ese tipo se miraba serio, Julián no se dejaba intimidar por nada ni nadie. La tensión estará al tope y es el primer aviso.

-Qué sorpresa tenerlo aquí André -rompió el silencio Julián, aprovechando que Richard se encuentra sentado haciendo de muralla entre él y André-. Pensé que estaba fuera del país.

André sonrió por primera vez, pero no de una forma tan amistosa. Esa sonrisa maníaca ya la conoce de antes Julián y no se dejará engañar.

-Así era, señor justicia. Pero tuve unos asuntos con Diego, y pensé, ¿por qué no visitar a un...
-¿Viejo amigo? -completó Julián.
-¿O cómplice querías decir? -preguntó ya no tan amistoso André.

Richard no intervino en la pronta pelea que se realizaría, porque le pareció ver algo al pie del escalón del pasillo siguiente.

-¿Lo confirmas? -rió Julián, lo que enfureció a André.
-¿Querías que lo hiciera? -espetó.

Richard ya alterado, buscó con su mano la zona donde guardaba su pistola. Es arriesgado y Julián lo sabe pero no parece que le importe.

Pareciera cómo si su intención desde un principio fuera hacer enojar a André, y vaya que lo logró con mucha facilidad.

-Deja de ser tan rencoroso ya, André.

Todos dirigieron sus miradas a Andrés cuando entró nuevamente a la sala con el té, las galletas y la tarta, André ya casi entrando en cólera.

Julián tranquilo ahora, y Richard tan nervioso, quizá más de lo que Julián tenía de nervios cuando entraron a la casa.

-El rencor da cáncer. No seas tan temperamental.

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora