Colisión

21 5 1
                                    


-Está muy oscuro aquí... -murmuró con cierto temor-. Se parece al sótano.

Abrazaba sus piernas temblando de miedo. Luis Ángel exploraba un poco el almacén donde estaban encerrados... o quiero decir, donde los habían encerrado.

Era un cuartucho que no llegaba muy lejos. Habían interruptores de luz que no funcionaban y un foco fundido a la altura de sus cabezas.

-¿Sótano? -curoseó Ángel.
-Sí... o eso creo -murmuró con su respiración entrecortada.<<Eso dice esa voz. Eso me cuenta.>>

Luis Ángel siguió buscando algo interesante en ese lugar. No habían más que cajas viejas selladas y mucho (demasiado) polvo en ellas y en todas partes.
Algunas cajas estaban vacías y otras pesaban, pero no iba a detenerse a abrir cada una.

<<Creo que soy alérgico al polvo.>>Ángel tosió como por sexta vez. Dejó lo que estaba haciendo y se acercó a Raúl.

-No hay nada aquí -anunció-. Pff, parece que vamos a estar aquí un buen rato -Luis Ángel se sentó a su lado, quitándose el polvo de las manos y sacudiendo su ropa.
<<Esta camiseta era mi favorita.>>

Raúl y Ángel se miraron. Ángel le sonrió cálido, le revolvió los cabellos y rió.
A lo mejor la situación no era tan mala, si quitaba el hecho de que él detestaba el polvo y a Raúl lo estaba poniendo mal la claustrofobia.

-No te preocupes. Hasta puede ser divertido. Hace mucho que no me saltaba las clases. ¿Tú lo has hecho?
-Nunca lo he hecho -respondió asustado.
-Pues mira, en algún momento tenía que suceder, ¿no?

Raúl le sonrió un poco, pero regresó su mirada triste y asustadiza. Ángel suspiró y se levantó.

Toda la habitación estaba inundada en cajas y no se podía pasar hasta el fondo, pero no había porqué, sólo había una puerta metálica, y era la que estaba cerrada.

-¿Quién lo hizo? -Raúl rompió el silencio luego de un largo rato.
-¿Mmm?, no lo sé, pero si descubro quién es no dudaré en golpearlo. Ya estamos muy grandes como para soportar bromas de ese estilo.

Ángel continuó buscando qué podían hacer o usar. Gritar era una buena opción pero en ese momento nadie los escucharía, debían estar en clase.

Para rematar, la escuela era tan ridículamente grande que justo habían terminado dentro de los almacenes de la parte más solitaria, donde no se acercaban nadie.

<<Por favor que alguien se le ocurra venir a curosear aquí adentro.>>pidió, analizando el cuarto por milésima vez.

-Lo siento -se disculpó Raúl-. Fue mi culpa que hayas terminado aquí conmigo.
-Nah. Yo fui quién te siguió -respondía buscando entre las cajas-. Además no es la primera vez que caigo en un enredo por querer cuidar de alguien -rió melancólico.-. Recuerda que nos preocupas a todos.
-Recordar es lo que menos hago ahora -volvió a abrazar sus piernas.
-¿Crees que sea posible que logres recordar todo?
Raúl se encogió de hombros.
-. Algún día.

Ángel continuó su pequeña búsqueda moviendo las cajas y separándolas para abrirse paso entre ellas.
Raúl se levantó a ayudarle, sintiendo que era inútil que se quedara sin hacer nada, pero era gracias a su miedo.

Mientras Ángel se quitaba unas cajas del camino, Raúl alzó la vista y encontró una rejilla de ventilación no tan alta. Quizás podrían subir subiendo por las cajas y entrar.

Agarró de la camiseta a Ángel y tiró despacio de ella para llamar su atención.

-Ahí -apuntó al conducto de ventilación.
-Mmm no lo había visto -Ángel se acercó y lo observó desde donde estaba.
-Quizá...

Letal Love (Kerving)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora