XII

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Vi por la ventana que el sol se empezaba a esconder, una de las razones por las que había comprado aquella casa era por las increíbles vistas que tenía del atardecer.

-¿Vienes?-Le dije a Ona mientras salía al jardín.

Me senté al borde de la piscina admirando el cielo y segundos después Ona se puso en la misma posición que yo, aquello era lo más bonito de la tarde, siempre me sentaba ahí y contemplaba como el sol se iba escondiendo, era algo que me relajaba muchísimo y con ella al lado era mil veces mejor.

No sabía explicar lo que sentía por Ona, la conocía de hace muy poco pero habíamos tenido una conexión inminente, o por lo menos así lo sentía yo.

Ona y yo estábamos en el borde de la piscina,ambas sentadas sumergiendo nuestras piernas en el agua con el atardecer de fondo, había silencio pero para nada incómodo, era un silencio relajante.

Nuestras manos apoyadas en el suelo del jardín intentaban buscar el mínimo roce entre ellas, cuando mi mano al fin tocó la suya sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo, estuvimos así varios segundos hasta que nuestras miradas se entrelazaron en el silencio, expresando sin palabras lo que nuestros corazones ya sabían.

Con una mezcla de nerviosismo y valentía,me acerqué a ella esperando que hiciese lo mismo,nuestros labios terminaron encontrándose en un beso suave y delicado, toda mi piel se erizó ante su contacto a causa de la increíble sensación que aquel beso producía sobre mí.

En ese momento, el mundo se desvaneció a nuestro alrededor, los latidos de nuestros corazones se fusionaron en una melodía única, marcando el inicio de un nuevo capítulo en nuestras historias, las cuáles se cruzaban en ese preciso instante.

De pronto Ona se separó y aquello me devolvió a la realidad, la expresión que se reflejaba en su cara no me gustó, la había cagado.

-Creo que me voy a ir, tengo que sacar al perro y todo…-Dijo con la voz algo temblorosa.

-Claro…-Contesté con un nudo en la garganta mientras veía como Ona se levantaba y entraba de nuevo en la casa.

En ese momento tenía unas ganas terribles de llorar, había interpretado las cosas mal y acababa de joder una amistad creciente por creer cosas que no eran.

Cuando llegué donde ella ya estaba calzada y lista para irse, la acompañé a la puerta sin decir nada, no me salían las palabras en aquel momento.

Ona

Después de aquel esperado y espectacular beso no se que me pasó, el miedo se apoderó de mí, Júlia seguía en el borde de la piscina mientras yo me ponía las bambas para salir de allí, como una puta cobarde que no sabe afrontar sus sentimientos.

Cuando entró no dijo nada, se le notaba en la cara que tenía ganas de llorar, yo había hecho eso, toda la semana quejándome de la gente que le estaba quitando la sonrisa y ahora era yo la culpable.

Me acompañó hasta la puerta, tuve el pomo en mi mano durante unos segundos, pero no podía dejar eso así, si de verdad me gustaba Júlia no podía dejarla ahí sin más.

Solté el pomo de la puerta, me giré y volví a besarla, ella se quedó totalmente sorprendida pero no negó el beso, nos tuvimos que separar por falta de aire y cuando ya no nos estábamos besando sonrió, aquella sonrisa que aunque no lo demostrara en el fondo me volvía loca.

-Si me hubieras dejado así te habría odiado-Murmuró con un hilo de voz aún a centímetros de mí.

-Yo también me habría odiado-Contesté con una sonrisa.

Al final sí me fui, en parte lo de mi perro era verdad, pero al menos ahora me había ido dejando una sonrisa en el rostro de Júlia.

Júlia

Cuando Ona se fue me quedé con una sonrisa de boba en la cara, al final no la había cagado y quizás esto era el comienzo de algo muy bonito.

Minutos después de que la lateral se marchara mi teléfono sonó, vi el nombre de mi hermano en la pantalla y no dudé en cogerlo.

-¿Y esa sonrisa de imbécil?-Preguntó mi hermano cuando empezó la videollamada.

-¿No puedo estar feliz?-Pregunté sarcásticamente.

-No se, no me esperaba verte así con todo lo que tienes encima, pero me alegro-Rodé los ojos cuando mencionó el tema pero en ese momento nada ni nadie me iba a quitar la felicidad que llevaba encima.

-Hablando de tema, dile a Marc que se meta las celebraciones por el culo, con todo el cariño-Dije elevando el tono de voz ya que sabía que Marc estaría cerca de mi hermano.

-Lo siento-Se escuchó a lo lejos y yo reí, si no los quisiera tanto tal vez los habría matado hace tiempo.

Cuando acabó la videollamada justo me llegó una notificación, cuando vi el nombre de la persona no supe como reaccionar.

Estoy de vuelta en Barcelona, ¿Te apetece quedar?

¿Por qué me tenía que pasar todo a mí?, cuando parecía que todo iba bien llegaba otra cosa y lo jodía todo.
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Capítulo cortito, pero esque no pidas dejaros así.

Ya tenemos el primer beso😝

Pero no todo es color de rosas, ¿Quién será la persona que le ha escrito a Júlia?, la pobre no está tranquila ni un segundo.

𝐂𝐀𝐑𝐏𝐄 𝐃𝐈𝐄𝐌-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora